Es difícil escribir
de un texto así como lo hago ahora, de memoria, sin tenerlo a la mano, con
impresiones que acaso ya son desdibujadas. Italo Calvino es un gran autor. Como
una vez lo dijo él, sus libros tienen la cualidad, como los de Monterroso, de que
cada uno es absolutamente diferente del anterior, casi como si hubieran sido
escritos por otro autor, salvo por dos cosas: algo que muy bien podríamos
llamar candor narrativo, que atrae poderosamente al lector, y porque cada uno
de sus libros es sumamente inteligente, al grado de que algunos son, definitivamente,
muy difíciles de seguir, como en el caso de Palomar,
o algunos de los relatos de Las
cosmicómicas, el libro del que deseo hablar hoy.
Las cosmicómicas es una serie de relatos que tienen como punto de
hilación dos cosas. Primero, el narrar diferentes momentos de la historia del
universo, desde el Big Bang hasta el
presente, segundo, su narrador: Qfwfq. Cada relato inicia con un brevísimo comentario
científico que nos habla del origen del universo, de la evolución, de cómo se
desplaza la luz, y entonces el narrador, que es una voz sin un cuerpo
definible, que ha vivido toda la historia del universo, nos cuenta lo que
recuerda de ese momento. El lector, entonces, se enfrenta a un narrador como no
he conocido a otro en la Literatura: a veces es un ser humano, a veces es
animal, a veces simplemente no tiene cuerpo porque nos habla de cuando no
existía materia.
Muchas veces la ciencia
es simplemente tediosa, árida, inhumana. Qfwfq se encarga de mostrarnos el lado
surrealista, ordinario, cotidiano en los fenómenos ya inextricables, ya
trillados de la ciencia, a veces marcándolos con elementos de semiótica, como
sucede con el relato “Un signo en el espacio” donde, sin teorizar, se nos habla
del signo, su representación, su realidad y autenticidad, su interpretación. Diferentes
lectores encuentran diferentes relatos como los más representativos del libro.
Para mí siempre, por su riqueza narrativa e imaginativa, porque se adentran en
el corazón del hombre, siempre estarán por encima de todos el primero, “La
distancia de la luna”, y el titulado “Los dinosaurios”. En éste, como se ha
dicho, “En una veintena de páginas encontramos una agudísima reflexión acerca
del peso del pasado y las costumbres, el miedo a lo desconocido y hasta una
bella historia de amor imposible”. Para leer “Los dinosaurios”, hay que dar
clic aquí. Es la mejor versión que encontré en la red. Falta el primer párrafo,
el comentario científico, que es el que da origen al relato. No ofrezco ningún
comentario al texto, que se explica a sí mismo y cuya belleza no necesita ser
comentada:
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