De mi divorcio yo aprendí dos cosas. Una de ellas es que no basta que dos personas sean buenas, para que la relación tenga un buen fin. Ese es, creo, el caso de Borges y Neruda.
Borges no era un hombre que fácilmente se llevara bien con la gente o, me corrijo, tenía la educación para llevarse bien con casi todo el mundo, pero no gustaba de intimar con casi nadie, y cuando eres famoso casi todos tus comentarios a la larga salen a la luz. Habló mal sobre Lugones, sobre Alfonso Reyes, sobre Federico García Lorca. Exceptuando a Alfonso Reyes, creo que Borges tenía razón: casi siempre lo que le irritaba sobre la gente, es cuando actuaban de manera pretenciosa, por pose, queriendo llamar la atención. Con Reyes, Borges fue malagradecido, injusto, severo, pero ese no es el tema aquí, sino la relación entre Borges y Neruda. En entrevista con Burgin (Richard Burgin, Conversaciones con Jorge Luis Borges, Taurus, 1974), Borges dice acerca de Neruda:
“—Pienso que es un buen poeta, un poeta muy bueno. No le admiro como hombre, me parece un hombre mezquino.
“—¿Por qué dice eso?
“—Bueno, escribió un libro —tal vez yo esté siendo político ahora—, escribió un libro sobre los tiranos de Sudamérica. y dedicó varias estrofas a los Estados Unidos. Pero él sabía que todo eso es mentira. Y ni siquiera dijo una palabra contra Perón. Porque él tenía un pleito en Buenos Aires, eso lo he sabido después, y no quería arriesgar nada. Y así, mientras que se suponía que estaba escribiendo en el colmo de la indignación, lleno de noble decir, no dedicó ni un solo apelativo a Perón. Y él estaba casado con una mujer argentina, sabía muy bien que muchos de sus amigos estaban en la cárcel. Sabía todo lo que estaba ocurriendo en nuestro país y sin embargo no abrió la boca ni una sola vez.
“Al mismo tiempo habla contra los Estados Unidos, sabiendo que todo lo que decía era mentira, ¿no? Pero, claro, eso no tiene que ver con la calidad de su poesía. Neruda es un buen poeta, un gran poeta. Y cuando aquel hombre (Miguel Ángel Asturias) ganó el Premio Nobel, yo dije que deberían haber dado a Neruda…”
¿Era mezquino Neruda?, no lo creo. ¿Fue parcial? Sí. Borges se opuso a la tiranía de Perón, Neruda prefirió guardar silencio… En otra ocasión, al hablar contra Neruda, le acusa de ser frívolo, de buscar demasiado los flashazos, de vivir para la fama.
Pero, de nuevo conversando con Burgin
en 1969 Borges agrega que Neruda lo eludió en una visita que hizo a Chile. “Se
fue de vacaciones durante los tres o cuatro días en que yo estuve y así no hubo
ocasión de vernos. Creo que obró de manera adecuada, ¿no? Porque sabía que la
gente lo enfrentaría conmigo, ¿no? Me refiero a que yo era un poeta argentino,
él un poeta chileno; él junto a los comunistas, y yo contra ellos. Así que me
pareció que se comportaba sabiamente al evitar un encuentro que podía ser
bastante incómodo para ambos”.
Cuando a fines de 1970 el chileno pasó
por Buenos Aires para asumir la embajada de Francia envió un telegrama al
hombre que llamó “el más grande poeta argentino”. Borges, para desencanto de
algunos de sus amigos, rehusó ver a Neruda, “Por supuesto -explicó- no puedo
ver al embajador de un gobierno comunista”. Se comenta que en 1971 la discusión
final del jurado del Premio Nobel se redujo a dos candidatos, Pablo Neruda y
Jorge Luis Borges. Alguien informó que la decisión favoreció a Neruda por el
margen de un voto. Borges celebró el veredicto. Mandó un cable de
felicitaciones a Neruda y ante la prensa habló elogiosamente de él. Nunca más
volverían a comunicarse.
Borges, pese a ser un genio, no dejaba
de obrar de manera visceral. Punto en su contra. ¿Podían haberse visto como dos
seres humanos simplemente con posturas diferentes? Era difícil: Neruda le había
ganado el Nobel no por la calidad de su obra, sino por cuestiones políticas: El
Nobel en los años setentas se dio únicamente a autores de izquierda: estaba mal
visto ser de derecha. Sí, yo sé que en la postmodernidad eso no importa gran cosa, pero en los
setentas esos era vital.
Vaya: había diferencias que los separaban, pero en ese suerte de batalla secreta, a la distancia, quien gana en esa disputa es Neruda.
Sin compartir las ideas de Borges, su grandeza de ánimo le hace decir:
“Hay
que pensar, cuando se habla de
Borges, que es natural que a uno no pueda satisfacerle jamás una actitud tan
probadamente, tan empeñosa y cultivadamente reaccionaria como la de él… Pero en
este mismo momento, a pesar de sentirme y ser antípoda de sus ideas, yo
proclamo y pido que se conduzcan todos con el mayor respeto hacia un
intelectual que es verdaderamente un honor para nuestro idioma”.
Grandiosidad
de ánimo que ya le había llevado a decir en “El monte y el río”:
En
mi patria hay un monte.
En
mi patria hay un rio.
Ven
conmigo.
La
noche al monte sube.
El
hambre baja al río.
Ven
conmigo.
Quiénes
son los que sufren?
No
sé, pero son míos.
Ven
conmigo.
No
sé, pero me llaman
y
me dicen "Sufrimos".
Ven
conmigo.
Y
me dicen: "Tu pueblo,
tu
pueblo desdichado,
entre
el monte y el río,
con
hambre y con dolores,
no
quiere luchar solo,
te
está esperando, amigo".
Oh
tú, la que yo amo,
pequeña,
grano rojo
de
trigo,
será
dura la lucha,
la
vida será dura,
pero
vendrás conmigo.
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