Capítulo 3
El capítulo anterior termina con este versículo:
22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; pues, ¿en qué debe
ser estimado?
Y, por si alguien no lo entiende, la nota de pie lo aclara: “Es decir,
dejad de depender del hombre mortal, el cual tiene poco poder comparado con
Dios”. Y ese es el mensaje final en ese capítulo por parte de Isaías para “la
casa de Jacob”, vale decir, para el pueblo lamanita.
Por su parte, el capítulo 3 habla de cosas que pasarían cerca del tiempo
de Isaías (el cautiverio de las 10 tribus del norte y, poco después, cuando al
reino del sur lo llevan a Babilonia —el v. 1 dice que habla de Jerusalén y Judá,
específicamente—) pero, en tanto Isaías nos dice en el v. 18: “En aquél día”,
debemos entender que sí: también habla para nosotros en los últimos días antes
de la Segunda Venida. Ahora, ¿de qué habla?
De que antes de la Segunda Venida va a haber una severa crisis de
alimentos (v. 1). A esta crisis alimenticia, va a seguir una crisis social, que
acaso ya la estamos viendo: el mundo dejará de ser gobernado por la gente
experimentada (vv. 2 y 3), y en lugar de eso quien tomaría las riendas de la
economía y la política serían jóvenes inexpertos (v. 4), es decir, lo que vemos
ahora con los jefes tecnócratas y/o millennials. El v. 5 describe muy bien la sociedad
de nuestros días:
5 Y el pueblo se hará violencia unos a otros, y cada cual contra su
prójimo. El niño se portará altivamente con el anciano, y el villano contra el
noble.
Con el paso, esta crisis económica será tan fuerte, que nadie querrá ser
gobernante (vv. 6-8).
Con todo, Isaías hace un paréntesis y nos da una promesa a los que nos
esforzamos por guardar los mandamientos:
10 Decid a los justos que a ellos les irá bien, porque comerán del fruto
de sus obras.
Es decir, el Señor protegerá a Sus santos, mientras que castigará a los
impíos (vv. 11-15). Y entonces Isaías hace una profecía que se sale por
completo de cualquier otra profecía de todos los libros canónicos (vv. 16-24): Habla
de “Las hijas de Sión”. ¿Qué es, o quiénes son “las hijas de Sión”? Por
principio de cuentas se refiere a las mujeres miembros de la Iglesia en esta última
dispensación. ¿Sión se circunscribe únicamente a este continente? Probablemente
sí. No lo sé, pero usualmente para Isaías hay dos lugares de donde habla:
Jerusalén, allá, en Tierra Santa, y Sión, aquí, en este continente.
Y bueno, deja muy en claro cuál es el pecado de “las hijas de Sión”: el
orgullo, la superficialidad, la mundanidad. Y entonces, “en aquél día”, es
decir, en los días previos a la Segunda Venida, el señor humillará a estas
hermanas, no solo con pobreza y enfermedad, sino que sus esposos (vv. 25-26)
morirán en la batalla y ellas quedarán viudas, pobres, desprotegidas.
Y entonces, después de un tiempo, se cumplirán las profecías del
siguiente capítulo.
Comentarios
Aquellas mujeres que no tenían hijos y que eran aún jóvenes y físicamente aptas, inmediatamente se enfrentaban a una humillación especial. Se les dirigía al centro de procesamiento para registrarlas, tatuarles un número que pasaría a reemplazar su nombre, raparles el pelo (se les rasuraba el cabello de todas las partes del cuerpo, incluso las más privadas)… Mientras que las adolescentes que nunca habían estado con un hombre así como las mujeres casadas, criadas con una ética de la humildad, fueron obligadas a desfilar desnudas ante el personal del campo, que sentía un especial deleite ante su avergonzamiento.
https://www.cuartopoder.es/cultura/2018/07/25/mujeres-judias-holocausto-auschwitz/
Tuve un maestro de seminario que nos compartió su creencia en cuanto a esta profecía y decía que se trataba del cancer en las mujeres o incluso el sida, también eh escuchado que dicen en otros libros que se trata de la “Enfermedad desoladora “ que menciona D y C. 45.
A ciencia cierta no se de que se trate pero su descripción es muy terrible.