Sabaoth: El Señor de los ejércitos

 En mi lectura diaria de las Escrituras encuentro esta singular declaración en D. y C. 95:7:

Y por esta causa os di el mandamiento de convocar vuestra asamblea solemne, a fin de que vuestros ayunos y vuestros lamentos suban a los oídos del Señor de Sabaot, que interpretado quiere decir el creador del primer día, el principio y el fin”.

El título Sabaoth (no me pregunten por qué en la triple se comieron la “h” final), como uno de los nombres de Cristo, me sonaba en la mente y entonces fui a la herramienta de búsqueda en la Biblioteca del Evangelio. Allí encontré que Sabaot está solo cuatro veces en las Escrituras, en D. y C. 87:7; 88:2; 95:7, así como en 98:2.

Pero esto no me era suficiente, así que me puse a investigar y encontré lo siguiente: en hebreo, Sabaoth es el plural de «hueste o ejército») y, por sinécdoque, significaría: «el Señor de las Huestes», o «el Señor de los Ejércitos». Volvemos a este tema de los traductores de la Biblia.

La idea es la siguiente: “las huestes” representaban originalmente a los ejércitos de Israel. Es decir: el Señor tiene muchos nombres (para la pobre mentalidad de mucha gente es simplemente “Diosito”, lo cual es una muestra perfecta de cuán reducida es su percepción de la grandeza del Creador, que lo ponen incluso en diminutivo), y cada nombre conlleva una advocación, es decir, una característica específica que se quiere resaltar del Señor. Es decir, aunque sea el mismo ser, técnicamente no es lo mismo hablar de El Mesías, que hablar del Creador, o del Redentor: son funciones o advocaciones diferentes de nuestro Señor.

En ese sentido, cuando se hablaba de Sabaoth, se hablaba de “Ese Dios que es nuestro Dios; de nosotros, que somos Su ejército, porque luchamos por Su causa”. Es decir, que hablaba de una advocación muy entrañable, porque habla de una relación entre el Señor y Su pueblo, sí, pero también implica un sentido de pertenencia: de que yo soy parte de ese pueblo especial.


Como dice en D. y C. 88:2 y 3:

“He aquí, esto es agradable a vuestro Señor, y los ángeles se regocijan a causa de vosotros; las ofrendas de vuestras oraciones han subido a los oídos del Señor de Sabaot y están inscritas en el libro de los nombres de los santificados, a saber, los del mundo celestial.

 

“Por tanto, ahora os envío a vosotros, mis amigos, otro Consolador, el Santo Espíritu de la promesa, para que permanezca en vuestros corazones; y este otro Consolador es el mismo que prometí a mis discípulos, según se halla escrito en el testimonio de Juan.”

Creo que es sumamente significativo que el Señor, después de emplear Él  mismo el título de Sabaot, nos llame Sus amigos. Insisto: cuando se habla de “El Señor de los ejércitos”, se habla de una relación muy íntima entre el Salvador y Su pueblo, y del grupo especial de unión que conforma aquél que lo sigue, con respecto al resto de su cuórum u organización que también sigue al Señor. En ese sentido vienen a mi mente dos himnos: “¿Quién sigue al Señor?” y también “Somos los soldados”. Creo que después de esto que aprendí hoy, ambos himnos tienen un sentido diferente para mí.

La primera vez en la Biblia que aparece esta advocación es en 1 Samuel 1:3, pero también se encuentra en estas referencias Bíblicas:

  • 1 Samuel 17:45
  • Salmos 46:7
  • Malaquías 1:10-14
  • Romanos 9:29.

Pero esta expresión, “El Señor de los ejércitos”, a veces se combina con el título de Jehová (Yahvéh-Sabaoth). Muchos de los traductores en español de la Biblia, aquí traducen Sabaoth por Todopoderoso, de tal manera que  «Jehová-Sabaoth» se traduce a menudo como “El Señor Todopoderoso”, cuando no es exactamente así, sino sería algo así como: “Nuestro Dios, que tuvo a bien hacernos Su pueblo, y que nos permite ser parte de una misma hermandad, Él es Todopoderoso y lo reconocemos como tal”.

Como dije arriba, es en 1 Samuel 1:3 que aparece este título, Sabaoth, Con todo, es claro que el concepto —aunque no se había registrado— ya existía desde antes. Creo que esto es más o menos claro en Josué 5:13-15. El errabundaje de 40 años por el desierto acaba de terminar, cesa de caer el maná del cielo y entonces, nos dice la Biblia:

 

13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?

14 El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.

 

El corazón de uno se llena de agradecimiento cuando considera que el ejército de Jehová no solo abarca las huestes de Israel de este lado del velo, sino también a todos los que lo siguen del otro lado del mismo y, en ese encuentro que tiene Josué con el mandatario supremo de este ejército, se enfatiza el hecho de que Dios está luchando por su pueblo. El título de Sabaoth está relacionado con la omnipotencia y la soberanía de Dios, y su condescendencia para con los hijos de los hombres.

Finalizo con este dato singular que encuentro en la red: el título de Sabaoth es usado no tanto por el pueblo, sino principalmente por los profetas. Particularmente por tres: Isaías (60 veces), Jeremías (77 veces) y Zacarías (53 veces). Habría que releer esos tres libros, y ver en qué contexto se utiliza ese título. Sin duda eso nos ayudaría a sentir más de cerca el amor del Señor para con nosotros.

Comentarios