Blowing in the wind

Buenas tardes, amigos y femiliares. La música de protesta tomó diferentes vertientes en muchas partes del mundo. Tomó un sabor diferente en cada país en los años sesenta (y en algunos permanece como una forma común de expresión de la juventud incluso hasta nuestros días). Es buena, es mala. Como dijo alguien, el problema de la música de protesta es que le hace creer a un joven que de verdad hace algo cantando que al andar se hace camino y se hace camino al andar golpe a golpe y verso a verso, y muchos jóvenes se olvidan de dar el golpe y se quedan con el verso. Y creen que ayudan a cualquier causa con simplemente cantar. En ese sentido la música de protesta se vuelve una bandera vacía. Alguien puede cantar esta canción, Yo vengo a ofrecer mi corazón, y reunirse en un auditorio y tener una increíble experiencia comunal, y luego, sentir que con ello ayudó a cambiar el mundo.
Pero está la otra parte: la parte de quien de verdad está en la lucha cotidiana, desde la frontera trinchera campo de batalla particular de su escritorio, desde donde en verdad está tratando de mejorar el país en donde vive, y que se enfrente a la burocracia indolencia ignorancia, y que en esa lucha se ve motivado por una melodía. A éstos (e, incluso, a quienes simplemente saben disfrutar una melodía estéticamente muy bien realizada, a quienes vivieron esos años y esta melodía les dará recuerdos, sabores, sensaciones, todo un ambiente y una época), ofrezco esta presentación, esperando la disfruten. Que tengan todos ustedes un largo fin de semana donde puedan escuchar las respuestas que trae el viento:

Óscar Pech
"In the faces of men and women I see God"
Walt Whitman, from Leaves of Grass

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