Hace muchos años.

Es increíble cómo pasa el tiempo. Hará unos 25 años, mientras estudiaba Literatura, siendo soltero, escribí un poema. Yo era otro del que soy ahora, aunque en muchos sentidos siga siendo el mismo. Leo el poema y le encuentro muchos peros, aunque lo siga encontrando agradable: lírico.

Era agosto, llovía a cántaros y la noche era fresca como suelen ser las deliciosas noches de lluvia en el D.F., llegué de la universidad a mi habitación empapado y feliz. No tenía novia (mi primera novia fue Sab, mi esposa, y faltaba mucho para que la conociera), pero me sentía lleno de paz en la casa 16, rodeada de jacarandos.
El poema en cuestión decía así:

En su soledad
Noche sin luz, sin luna, sin estrellas,
por techo, un grueso y espeso
armazón de nubes negras.
Noche de soledad, lluvia y silencio,
espacio de tiempo sin querellas,
sin ambición de formas bellas;
tiempo sin luz, sin luna, sin estrellas.
Soy casi feliz, casi completo
en mi complejo vivir del alfabeto
de combinaciones numerosas
como la lluvia, y sus infinitas gotas:
curioso complemento del vivir en silencio
como el grueso y húmedo elemento
que ahora me cubre por completo.
Soy casi feliz, casi completo.
Y en estas tristes noches
de soledad, lluvia y silencio,
de obscuridad, sin luna,
sin siquiera una estrella,
caigo en cuenta de no ser feliz,
mas falta poco: sólo falta ella.

Hoy el poema regresa a mí, hecho una presentación, para mi gusto muy hermosa (perdonen: soy papá cuervo de mis poemas), hecha por Solotu, una buena amiga en Argentina. Una presentación que corre sola, lentamente, como la noche. Las imágenes son muy diferentes de lo que yo habría escogido, aunque apropiadas: reflejan la noche y la soledad. Le dan más fuerza al poema.

En mi vida hay muy pocos regalos físicos. Recibir esto hoy, para mí, fue tener cumpleaños y Navidad, juntos, en un martes 10 de marzo. Ojalá ustedes lo hayan dissfrutado tanto como un servidor:


Óscar Pech
"In the faces of men and women I see God"
Walt Whitman, from Leaves of Grass

Comentarios