Te acordarás un día

Amigos, familiares:

Si quieren primero lean la presentación adjunta, luego leen mi pobre opinión al respecto de esta bella y nostálgica presentación.

Las cosas no son así, nunca son así, pero muy en nuestro interior, a veces así son, pese a nuestra voluntad y pese al deseo. Hay un tango famosísimo: "volver", cuya letra reza en alguna parte: "Y aunque no quise el regreso, siempre se vuelve al primer amor"; hay ciertas tardes, cierta manera de llover, cierta manera en que a veces puede brillar la luna, que hace que uno, sin darse cuenta, entre a ese estado de ánimo, y crea que puede volver; que hace que uno crea que ella de verdad podrá acordarse un día, que hace que uno contemple la ilusoria posibilidad de ser extrañado. Hay un poema de Rubén Bonifaz Nuño (poema No. 7 de Acaso una palabra, 1978, FCE), que dice así:

¿Y qué, si regresaras?
Como agua irreparable huyen los días
de nuestra vida. Múdanse los años
y tú con ellos; fuiste, ya no eres.

El tiempo que nos dimos gota a gota,
¿en dónde está? No queda
ya mucho más que un alba mutilada
y la palabra inútil que la dijo.

Un gusto de fatiga, y un insomnio
que ya se rinde al sueño, y una sombra.
Suena un reloj. No hay nadie.
Se nos va deshaciendo la tristeza.

El aire claro y seco torna en alas
amarillas las hojas. Qué lejano,
de pronto, aquel amor.
Y eras tan cierta,
tan invencible entonces.

Los últimos dos versos, efectivos como disparos a quemarropa. hablaba larga distancia con mi madre el domingo pasado, y ella me dice: "Duele mucho más la muerte de la madre, que la del esposo" Y yo le digo que me cuesta trabajo creer eso: ella quedó viuda a los 34, y huérfana a los 60, cuando mi abuela tenía 93, y entonces me dice, con esa calma sabiduría que toma uno con la edad: "Sí, pero cuando extrañas a tu esposo, te acuerdas de todas las cosas malas que te hizo, y ya no lo extrañas, ¿me entiendes?" Sin que tenga que explicar más, entiendo.

Insisto: Las cosas son más como en este poema, creo, que como en la presentación adjunta. Repito, las cosas no son así. A veces uno incluso quisiera que fueran así, porque uno juega a engañarse. Tal vez ella también en su mente se acuerde de uno (seamos sinceros: no lo creo), pero uno vuelve al primer amor, y hace como que no sabe que a su lado uno estaría hastiado de aburrimiento; que ella al lado de uno habría conocido una amargura mayor que la que le ha tocado conocer, y que acaso las cosas son mejor como son porque, de esa manera, al menos nos queda un recuerdo idealizado. Por lo pronto, imagino yo que también tú "Te acordarás un día".

Óscar Pech
"In the faces of men and women I see God"
Walt Whitman, from Leaves of Grass


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