Don't give up

Alguien dijo que mi primer palabra no fue "papá" o "mamá", sino "libro", y aunque no fue así, en parte sí lo fue. Buena parte de mi vida ha sido leer y, ahora, escribir. Escribo mucho y a muchos. Escribo estos correos plurales, pero más de uno sabe que estos correos casi siempre son el eco de mis otros correos, los personales, para quienes todavía se dan el lujo de intercambiar ideas por escrito en este mundo de forwardeados. Esta no es la excepción.

Hay varias cosas que quiero compartir con ustedes. La primera sucedió no hace mucho: era invierno, con ese invierno típico de Chihuahua: la temperatura bajo cero, el cielo encapotado, la constante amenaza de nieve. Íbamos manejando hacia El paso, Texas y, como siempre, hicimos una parada en un pueblito diminuto que no llega a doscientos habitantes, que se llama "El Entronque a Palomas", y que vive de sólo vender comida la viajero. De allí, falta una carretera larga en hacia Ciuad Juárez en donde no vas a encontrar sino desierto. Es la última parada; es como un lugar obligado para comer unas gorditas de harina rellenas de papa con queso, o de rajas con queso. Una cosa excepcional en su sencillez y en su sabor. Yo iba enfermo de tos y, a diferencia de siempre, no bajé del auto. Sab bajó a comprar la comida y yo miré a un hombre que pedía limosna a la entrada del restaurant. Barrigón, a mediados de los cuarenta, con una guitarra en la mano, protegido del frío inclemente con una chamarra de cuero que le quedaba demasiado corta. Entre el borde superior del pantalón y la chaqueta había un palmo de espalda, lonja y barriga desprotegidos. El hombre sonreía con una sonrisa desdentada y unos ojos que irradiaban tristeza (sí, en la novela se volvió el jefe de Ramiro Tapia en Ciudad Guadalupe). Se me partió el corazón de verlo así, un ser humano en muchos sentidos tan parecido a mí, sonriendo en medio de un desierto helado y húmedo, pidiendo limosna, totalmente desamparado. Lo vi, él vio que lo vi, y le dio vergüenza que lo observaran pidiendo limosna: se sonrojó y bajó la cabeza. Lo llamé al tiempo que bajaba la ventanilla de la camioneta. Se acercó e intercambiamos dos palabras. Le di una ayuda, y con una voz grave me deseó que tuviera mucho éxito ese día. De corazón, le deseé mucho más suerte yo, pero esa tristeza de sus ojos enrojecidos y enfermos no me la pude arrancar de la memoria en todo el día. Sab salió del restaurante y le puso unas monedas en su vasito de unisel. En mi corazón admiro mucho a Sab cuando es generosa con alguien desamparado; mi amor por ella se incrementa con esos detalles. Cuando subió al auto, le agradecí mucho a Sab el que ayudara a ese buen hombre, y por días lo tuve en la mente.

En otra ocasión fuimos de compras los niños y yo. En los pasillos del supermercado nos encontramos a tres exalumnas mías. Como alumnas fueron tres niñas superfluas, sin mayor chiste que el venir de familias bien: gente a la que la vida conciente y que por lo mismo su vida es hueca; Gente que pasa por la vida sin dejar ninguna huella en nadie, sin hacer el bien o el mal a nadie, en medio de su mundo donde lo único que abunda es el dinero, y que creo que cuando mueran nadie, salvo su familia más cercana, las va a extrañar. Les pregunté qué era de sus vidas. Habían terminado sus carreras, y ahora ejercían, vivían, juntas en esa simbiosis que a veces hacen tan bien los solteros, y al despedirme me quedé con la impresión de que lo que querían hacer era vivir un copycat, una mera réplica del programa Sex and the City. Les dejé y seguí mi camino. Lo interesante es que, bueno, iba de compras, seguimos poniendo en el carrito lo que se necesitaba, hasta que llegamos a la caja a pagar. La cajera de dos cajas más allá dejó de cobrar y vino hacia mí. "¿Se acuerda de mí?" Claro que me acordaba de ella. También había sido mi alumna. Una jovencita muy estudiosa y seria, pero que no había podido seguir estudiando por falta de recursos, y ahora trabaja como cajera en el supermercado. Le animé a que se esforzara, a que regresara a la escuela, a que tratara de ir un poco más allá.

Y me despedí de ella. No digo que durante el camino a casa me la pasé llorando, porque mis hijos iban a mi lado, pero cuando estuve solo me sentí muy triste, muy mal de que a algunas personas la vida las trata tan bien, y se la pasan bien padre, muy fácil, con la mesa servida, y otros que son tantas sus necesidades, que nunca llegan a toda su capacidad. ¿Qué te pasa?, me preguntó Sab. Y le platiqué ambos encuentros. ¿Y ya se acabó la historia? Dijo ella, y entonces pensé en eso: en mí.

Cuando fue la etapa de más pobreza en mi vida, me iba al trabajo con un bolillo partido a la mitad, embarrado de mostaza, porque hubo un tiempo en que no teníamos ni para el jamón. Me iba de casa en la madrugada, y del trabajo me pasaba a la prepa. En el trabajo había un compañero recién casado que no le gustaba cómo guisaba su esposa. Me dijo que me cambiaba su guisado por mi torta. Me dio mucha pena. Que alguien se diera cuenta de que prácticamente no había nada dentro del pan era... era... era una afrenta mayor. Te va a gustar esto, dijo en broma. No, gracias. ¿Por qué?, porfió. Es que mi torta está muy simplona, dije, a lo que él respondió: A ver, dile que me cuente un chiste.

Yo no sé si entiende el punto de esta historia: Nadie sabe lo que viene después. Ahora yo tengo un salario que miles de mexicanos desearían. Imagino que fácil por cada cien mil mexicanos, habrá otro que gane como yo, y por eso veo a ese hombre de la guitarra y pienso: hubo un momento en mi vida en que estuve tan amolado como él, y no sé ni por qué yo pude sallir del hoyo. Veo a mi exalumna que no pudo seguir estudiando, y pienso en que sí, yo trabajé muy duro y tuve que esforzarme más que los demás para salir adelante, pero definitivamente no soy mejor que nadie. Fui más afortunado, en tener cerca amigos que me animaron, que me abrieron nuevos horizontes, y acaso por eso he dedicado mi vida a ayudar a los jóvenes a encontrar su futuro, a elevarlos.

Hoy quise compartir esta canción con ustedes, con la esperanza de que te ayude de alguna manera. Sí, sé que es muy lacrimosa, sé que habla de una cuestión social, pero creo que se aplica a muchas cosas. Me imagino que puede decirle mucho a quien está solo, a quien no encuentra una salida, a quien siente que la vida lo golpea, o que no halla consuelo. Pero la idea de la canción y de mis palabras son sólo estas: no te rindas. No estás solo. Tienes amigos. Si te sirvo de algo aquí estoy: hay siempre una manera de encontrar apoyo.

Y bueno, primero, para que la escuches, da clic aquí

Luego, la letra. Para variar, perdonen mi traducción y siéntanse libres de corregirme el sentido de lo que acaso quisieron decir Peter Gabriel y Kate Bush. La letra dice:

"Don't Give Up"

In this proud land we grew up strong
we were wanted all along
I was taught to fight, taught to win
I never thought I could fail
En esta tierra orgullosa crecimos fuertes
Desde siempre nos faltó de todo
Me enseñaron a luchar, me enseñaron a ganar
Yo nunca pensé que pudiera fracasar
no fight left or so it seems
I am a man whose dreams have all deserted
I've changed my face, I've changed my name
but no one wants you when you lose
No abandoné la lucha, o eso me parece
Soy un hombre cuyos sueños, todos, han desertado.
He cambiado mi rostro, he cambiado mi nombre,
Pero nadie te quiere cuando eres un perdedor.
don't give up
'cos you have friends
don't give up
you're not beaten yet
don't give up
I know you can make it good
No te rindas,
porque tienes amigos
No te rindas,
todavía no estás derrotado
No te rindas:
Yo sé que puedes hacerlo bien
though I saw it all around
never thought I could be affected
thought that we'd be the last to go:
It is so strange the way things turn
Pensé que ya lo había visto todo
Nunca creí que me podría afectar
Pensé que seríamos los últimos en tener que irnos:
Es tan extraño la manera en que las cosas cambian.
drove the night toward my home
the place that I was born, on the lakeside
as daylight broke, I saw the earth
the trees had burned down to the ground
Conduje la noche hacia mi hogar
Al lugar donde nací, a la orilla del lago
Mientras amanecía, miré a la tierra
Los árboles habían ardido caídos en el suelo.
don't give up
you still have us
don't give up
we don't need much of anything
don't give up
'cause somewhere there's a place
where we belong
No te rindas,
todavía nos tienes
No te rindas,
nosotros no necesitamos mucho de cualquier cosa
No te rindas,
porque en algún lugar hay un sitio
al que pertenecemos.
rest your head
you worry too much
it's going to be alright
when times get rough
you can fall back on us
don't give up
please don't give up
Descansa tu cabeza,
te preocupas demasiado
Todo va a estar bien
Cuando los tiempos se pongan difíciles
tú puedes apoyarte en nosotros
No te rindas
Por favor, no te rindas
'got to walk out of here
I can't take anymore
going to stand on that bridge
keep my eyes down below
whatever may come
and whatever may go
that river's flowing
that river's flowing
Tengo que irme de aquí
No puedo soportarlo más
Me voy a quedar sobre ese puente
Manteniendo mi mirada hacia abajo
No importa lo que venga
y no importa lo que se vaya
ese río fluye;
ese río se lo llevará
moved on to another town
tried hard to settle down
for every job, so many men
so many men no-one needs
Movido a otra ciudad
Intenté establecerme con dificultades
Para cada trabajo hay tantos hombres…
tantos hombres a los que nadie necesita
don't give up
'cause you have friends
don't give up
you're not the only one
don't give up
no reason to be ashamed
don't give up
you still have us
don't give up now
we're proud of who you are
don't give up
you know it's never been easy
don't give up
'cause I believe there's the a place
there's a place where we belong
No te rindas,
porque tienes amigos
No te rindas,
tú no eres el único
No te rindas,
no hay ninguna razón para estar avergonzado
No te rindas,
aún nos tienes
No te rindas,
estamos orgullosos de quién eres
No te rindas,
sabes que nunca es fácil
No te rindas,
porque yo creo que hay un lugar…
…hay un lugar al que nosotros pertenecemos


Óscar Pech
"In the faces of men and women I see God"
Walt Whitman, from Leaves of Grass

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