Existencia premortal

Rescato una investigación que hice hace mucho, y que creo vale la pena poner aquí en la red, por si le sirve a alguien.



Existencia premortal, preordenación, convenios.

La doctrina correcta.

"Una vez ---nos cuenta el presidente Brigham Young--- el hermano [Orson] Hyde... en conversación con el hermano José Smith aventuró la idea que la eternidad o el espacio infinito estaba lleno del Espíritu de Dios, o del Espíritu Santo. Después de exponer muy cuidadosa y minuciosamente su punto de vista sobre esta teoría, le preguntó al hermano José qué pensaba de ella. Él le replicó que le parecía muy hermosa, y que sólo sabía de una objeción seria a ella. El hermano Hyde le dijo '¿Y cuál es esa?' José le replicó 'que no es verdadera'." (1)

Enseñar el evangelio implica una gran responsabilidad. El élder A. Theodore Tuttle enseñó: "Si ustedes quieren estar firmemente basados, citen las escrituras o a los Presidentes, pero no su propia opinión. El presidente Harold B. Lee, mientras enseñaba a los nuevos Presidentes de Misión... al contestar algo en particular con respecto a la Iglesia, él citaba ya sea directamente de las Escrituras o bien una cita de algún presidente de la Iglesia. Hermanos, si ustedes quieren saber cómo estar en suelo firme, les sugiero que usen este sistema. Esto no da lugar a entrar en misterios ni en áreas en donde cada individuo expresa su propia opinión." (2)

En ese sentido, el presidente Ezra Taft Benson advirtió a todos los que enseñan dentro de la Iglesia: "Siempre recuerden que no hay sustituto satisfactorio para las escrituras y las palabras de los profetas vivientes. Estas deben ser sus fuentes originales... La interpretación doctrinal es jurisdicción exclusiva de la Primera Presidencia. El Señor les ha dado tal mayordomía por revelación. Ningún maestro tiene derecho a interpretar doctrina para los miembros de la Iglesia". (3)

Es muy fácil caer en el error de aventurar nuestros propios puntos de vista como si fueran doctrina oficial de la Iglesia, y una buena vacuna para evitar esos temas que se prestan fácilmente para la especulación suelen "deleitar la mente carnal" (Alma 30:53), es siempre citar nuestra fuente. Tristemente, ese es un hábito que no siempre se observa dentro de las clases de doctrina en la Iglesia. Tristemente también, uno de los temas sobre los que más se exponen opiniones personales y que se presta a más especulación es el de la existencia premortal y la preordinación. Es mucho lo bueno que podemos aprender de ellos, si nuestra fuente de información es ese "suelo firme" al que se refiere el élder Tuttle.

La vida premortal.

Joseph F. Smith enseñó: "Todo hombre y mujer es... literalmente hijo o hija de Dios... el hombre, en su estado espiritual, fue engendrado y nació de Padres Celestiales y creció en las mansiones eternas del Padre antes de venir a la tierra a adquirir un cuerpo (físico) temporal". (4) En la existencia premortal vivíamos en la presencia de Dios el Padre (Moisés 6:51). "El hombre es progenie de Dios, creado a su imagen divina e investido con atributos divinos, y así como un infante de un padre y una madre terrenal tiene la capacidad en su propio tiempo de llegar a ser un hombre, así el vástago no desarrollado de Padres Celestiales es capaz, por experiencia a través de eras y eones, de desarrollarse en un Dios" (5). Respondiendo a la pregunta, "¿Qué es el nacimiento mortal?", el élder McConkie respondió: "Es el proceso por el cual seres maduros, conscientes, inteligentes, pasan de la existencia premortal a una esfera mortal. Es el proceso por el cual traemos de la premortalidad a la mortalidad los rasgos y talentos adquiridos y desarrollados en nuestros largos años de existencia espiritual. Es el proceso por el cual un cuerpo mortal es creado del polvo de la tierra para hospedar un espíritu eterno vástago del Padre de todos nosotros. La mortalidad está plenamente sobre nosotros cuando por primera vez respiramos el aliento de vida... Cada persona que nace en el mundo viene de la presencia de Dios. Todos lo vimos en ese mundo eterno. Escuchamos Su voz. Él nos enseñó Sus leyes. Aprendimos acerca de Cristo y escogimos seguirle cuando Él fue seleccionado para ser nuestro Salvador y Redentor. Entendíamos y sabíamos el plan del evangelio y gritamos de gozo por el privilegio de obtener nuestro cuerpo mortal como parte del gran plan de salvación. Al regresar puros y sin mancha a su Hacedor, los niños ---quienes en realidad son adultos--- tendrán de nuevo ese conocimiento del evangelio que alguna vez fue suyo". (6)



Debemos entender que la vida en esta tierra (nuestro segundo estado) es sencillamente la continuación de nuestra existencia preterrenal (nuestro primer estado; véase Abraham 3:26). La vida continuará después de nuestra muerte en esta tierra, primero en el mundo espiritual post-terrenal, y luego en el estado resucitado. No hay ruptura entre un estado y otro. Cada etapa de nuestra existencia eterna es consecuencia de la otra. En Doctrina de Salvación leemos:

"Albedrío y progreso en la existencia premortal. Dios dio el albedrío a sus hijos aun en el mundo espiritual, mediante el cual los espíritus tuvieron el privilegio, tal como hoy en día tienen los hombres aquí, de elegir el bien y rechazar el mal, o de participar del mal y sufrir las consecuencias de sus pecados. Por causa de esto, aún allá algunos eran más fieles que otros en obedecer los mandamientos del Señor. Algunos tenían mayor inteligencia que otros, tal como encontramos aquí, y fueron honrados consecuentemente... Los espíritus de los hombres no eran iguales. Tal vez hayan tenido un principio igual, y sabemos que todos eran inocentes al principio; pero el derecho del albedrío que les fue dado los capacitó para que unos aventajasen a otros, y así, a través de eones de existencia inmortal llegasen a ser más inteligentes, más fieles, pues ellos eran libres para actuar por sí mismos, para recibir la verdad o rebelarse contra ella." (7)



Este principio es claramente expuesto en Alma 13:3-5:

"Y ésta es la manera conforme a la cual fueron ordenados, habiendo sido llamados y preparados desde la fundación del mundo de acuerdo con la presciencia de Dios, por causa de su fe excepcional y buenas obras, habiéndoseles concedido primeramente escoger el bien o el mal; por lo que, habiendo escogido el bien y ejercido una fe sumamente grande, son llamados con un santo llamamiento, sí, con ese santo llamamiento que, con una redención preparatoria y de conformidad con ella, se dispuso para tales seres. Y así, por motivo de su fe, han sido llamados a este santo llamamiento, mientras que otros rechazaban el Espíritu de Dios a causa de la dureza de sus corazones y la ceguedad de su mente, cuando de no haber sido por esto, hubieran podido tener tan grande privilegio como sus hermanos. O en una palabra, al principio se hallaban en la misma posición que sus hermanos; así se preparó este santo llamamiento desde la fundación del mundo para aquellos que no endurecieran sus corazones, haciéndose en la expiación y por medio de la expiación del Hijo Unigénito, que fue preparado".



De estos versículos destaco los siguientes principios: Uno, en la existencia premortal hubo quienes tuvieron fe excepcional y buenas obras; dos, teníamos el privilegio de escoger; tres, algunos fueron ordenados al sacerdocio; cuatro, hubo quienes rechazaron el Espíritu, porque desde la existencia premortal había quien era de corazón duro y de mente ciega. El presidente Joseph Fielding Smith explicó: "En la guerra que tuvo lugar en el cielo no hubo neutrales, todos tomaron partido, unos con Cristo, otros con Satanás. Cada espíritu tuvo allá su albedrío y los hombres recibirían recompensas aquí según sus hechos de allá en la misma forma en que recibirán recompensas en el más allá por las obras hechas en la carne" (8). Entonces el presidente Smith procede a explicar que es por esa causa que algunos de los hermanos en aquellos años no podían tener el sacerdocio. Es evidente que si hoy todos los varones dignos de la Iglesia pueden tener el sacerdocio, se debe a que en la existencia premortal se hicieron acreedores a ello. Basándose en la "fe excepcional y buenas obras" de Sus hijos, el Padre preordenó a sus siervos, así como las circunstancias en las que nacemos en esta vida:



"Por tanto, la declaración de linaje de los patriarcas es tanto una declaración, de quiénes y qué fuimos, como de quiénes somos ahora, y quiénes podemos llegar a ser. Si no existe relación entre el primer y el segundo estado, ¿Por qué ---como preguntó el presidente Lee--- deberíamos creer que existe cualquier relación entre lo que hacemos aquí y lo que recibiremos después?

"¿Quiénes somos, entonces? El presidente Lee responde: 'Todos ustedes son los hijos e hijas de Dios. Sus espíritus fueron creados y sus inteligencias organizadas antes que el mundo fuese. Ustedes han sido bendecidos con un cuerpo físico por causa de su obediencia a ciertos mandamientos en ese estado premortal. Ustedes ahora nacen en la familia a la cual vinieron, a naciones a las que han llegado, y a un tiempo en la historia del mundo, como una recompensa por el tipo de vida que vivieron antes de que vinieran aquí, como el Apóstol Pablo enseñó a los hombres de Atenas y como el Señor enseñó a Moisés, determinado por la rectitud de aquellos que vivieron antes que este mundo fuese creado'. (En Conference Report, octubre de 1973, pág. 7.) E incluso el venir a la tierra a través de un linaje particular implica mucho más que vanagloriarse de una bendición; podría implicar llevar una carga. 'Una vez que sabemos quiénes somos ---dijo el élder Russell M. Nelson--- y el linaje real del cual somos parte, nuestras acciones nuestra dirección en la vida será más apropiada a nuestra herencia' (Thanks for the Covenant, pág. 59)." (9)



Hasta qué grado nuestra vida es afectada por elecciones preexistentes.



Es decir, que quien escoge el cómo, cuándo y dónde nace cada persona, es el Padre, basándose en su infinita justicia, misericordia, y sabiduría. Con todo, no es infrecuente escuchar en la Iglesia la pregunta: ¿Es verdad que cada uno de nosotros escogió a una persona durante nuestra vida premortal para encontrarle aquí en la tierra, y casarse con ella? ¿Es cierto que escogimos a nuestros hijos (o padres) antes de nacer? El asunto captura nuestra fantasía, y como consecuencia, encontramos esta idea popularizada a través de novelas románticas, obras de teatro y películas escritas por santos de los últimos días. En ocasiones se escucha de miembros de la Iglesia que en sus bendiciones patriarcales se les indica que, en efecto, en su estado preterrenal escogieron esposo, padres o hijos.



"Sin embargo, concerniente a una aplicación universal o principio general, la Primera Presidencia en 1971 estableció que 'no tenemos palabra revelada alguna con respecto a que cuando estuvimos en nuestro estado preexistente escogimos a nuestros padres y nuestros esposos o esposas' (Carta a Joe J. Christensen, Comisionado Asociado para Seminarios e Institutos, junio 14, 1971.)



"El élder Joseph Fielding Smith, en 1961, escribió sobre este asunto: 'Es posible que en algunos casos sea cierto, pero requeriría un muy gran esfuerzo de imaginación creer que es así en todos, o incluso en la mayoría de los casos.' (The Way to Perfection, Genealogical Society, p. 44.)



"Concerniente a uno de estos casos específicos, algunos miembros de la Iglesia gustan de citar un artículo escrito por el élder John Taylor en 1857, en el cual él sugiere que, al menos en un caso, él sintió se había hecho un acuerdo premortal. (Véase The Mormon, agosto 29, 1857)" (10).



"Refiriéndose a este asunto en una charla dada a los maestros de Seminario e Instituto en 1966, el élder Harold B. Lee estableció que 'no tenemos palabra revelada' del grado hasta el que los miembros eligieron su familia en el estado premortal. Él entonces advirtió que no debemos aceptar o enseñar ideas que no podamos establecer firmemente en los libros canónicos o por las palabras inspiradas de los profetas vivientes." (11)



Entonces, ¿Cómo son asignadas las familias?

El élder Bruce R. McConkie enseñó: "La prueba y el progreso mortal es una continuación de lo que inició en la existencia premortal... Las razas y las naciones en las cuales los hombres nacen en este mundo es el resultado directo de su vida preexistente. Todas las huestes espirituales de los cielos que fueron dignos de recibir cuerpos mortales fueron preordenados para pasar a través de esta probación terrenal en la raza y nación particular de acuerdo a sus necesidades, circunstancias y talentos" (12), lo cual nos lleva a pensar que no se trata de una relación de causa-efecto: probablemente se determinó que uno de los hijos de nuestro Padre era tan bueno, que era necesario que naciera rico, o pobre, o en la clase media, de acuerdo con las "necesidades, circunstancias y talentos", de ese espíritu en particular. Cada espíritu tiene las pruebas que necesita, y las circunstancias que le ayudarán a desarrollar de mejor manera la obra a la que fue preordenado, todo ello de acuerdo a nuestro desarrollo en nuestro estado pre terrenal; Joseph Fielding Smith enseñó: "Si el Señor señaló a las naciones los límites de su habitación, entonces debe haber habido una selección de espíritus para formar esas naciones." (13)



En Deuteronomio 32:8, leemos en forma de poema:

"Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones,

Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,

Estableció los límites de los pueblos

Según el número de los hijos de Israel".



Es una selección realizada de acuerdo con nuestros hechos en la vida preterrenal. El apóstol Pablo enseñó en Hechos 17: 24, 26:

"El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay... de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación".



Y el presidente Howard W. Hunter enseñó tocante a las dos citas anteriores:

"Hay principios preterrenales que tiene que ver con la vida terrenal. De estos pasajes de las Escrituras aprendemos estos principios básicos: primero, que todos los hombres de la tierra provienen de una sangre, o sea, que descendemos de antepasados comunes, Adán y Eva; segundo, que Dios, nuestro Padre, en Su omnisciente sabiduría, determinó en el mundo preterrenal la nación en la que habríamos de vivir; tercero, que las nacionalidades aparentemente quedan determinadas en relación con la Casa de Israel; cuarto, que nuestro Padre no favorece a un pueblo más que a otro, sino que acepta a las personas de todas las naciones que le temen y que obran en rectitud." (14)



Al respecto, el élder McConkie explicó: "Israel es un pueblo eterno. Los miembros de esa raza elegida primeramente ganaron su herencia con los fieles en la vida premortal. Israel constituía un grupo diferente de gente en la existencia preterrenal. Muchos de los espíritus nobles y valientes en aquel primer estado fueron escogidos, elegidos y preordinados para nacer en la familia de Jacob, de manera que fueron herederos naturales de todas las bendiciones del evangelio" (15), y el presidente Harold B. Lee agrega:

"Quisiera haceros nuevamente la pregunta: ¿Quiénes sois? Sois todos hijos de Dios. Vuestros espíritus fueron creados y vivieron como inteligencias organizadas antes que el mundo fuese. Habéis recibido la bendición de tener un cuerpo físico por vuestra obediencia a ciertos mandamientos en ese estado preexistente; habéis nacido en el seno de una familia, en una nación determinada como resultado de la vida que llevasteis antes de vivir aquí; y en una época antes de la historia del mundo, como lo enseñó el apóstol Pablo a los atenienses (Hechos 17:26) y como lo reveló el Señor a Moisés (Deuteronomio 32:8), determinada por la fidelidad que ejercisteis en vuestra vida anterior a la creación del mundo" (16).



En otra ocasión enseñó:

"Los que han nacido del linaje de Jacob, a quien más tarde se le llamó Israel, y su posteridad, a la que se conoció como los hijos de Israel, nacieron del linaje más ilustre de cualquiera de los que hayan venido a la tierra como seres mortales.



"Aparentemente, todas esas recompensas se prometieron, o se preordenaron, antes que el mundo fuese. Ciertamente, esos asuntos deben haberse señalado según la clase de vida que llevamos en ese mundo preterrenal de los espíritus. Habrá quienes duden de esas suposiciones, pero al mismo tiempo aceptan sin cuestionar la creencia de que cada uno de nosotros será juzgado al partir de la tierra según sus propias acciones durante su vida terrenal. ¿No es acaso igualmente razonable creer que lo que recibamos en esta vida terrenal se nos da a cada uno de nosotros según los méritos de nuestra conducta antes de venir aquí?". (17)



"Entonces, a través del linaje de Jacob, Dios envía a esos espíritus valientes, esos nobles y grandes, quien en Su infinita sabiduría y omnisciencia, sabía que estarían inclinados a servirle. A través de Esaú vinieron esos espíritus menos valientes y devotos. Por lo mismo, en la misma naturaleza de las cosas, muchos de los descendientes de Jacob fueron justos en esta vida, y muchos de los de Esaú fueron inicuos, haciendo que Malaquías dijera en el nombre del Señor, unos quinientos años después, que Dios amó a la casa de Jacob y aborreció la casa de Esaú. (Malaquías 1:2-3)" (18).



Preordenación.

"Aun cuando nosotros lo hemos olvidado, nuestro Padre Celestial recuerda quiénes fuimos y qué hicimos antes de venir a la tierra. Él ha elegido el momento y el lugar en el que cada uno de nosotros debe nacer para aprender las lecciones que necesitaremos en forma individual y para sacar el mayor provecho de nuestros talentos y nuestra personalidad" (19)



El principio de la preordenación implica que ciertas personas fueron pre seleccionadas o, como dicen las escrituras "ordenadas antes" de su nacimiento sobre la tierra, para ocupar ciertas posiciones o responsabilidades durante su existencia mortal. La preordenación no significa predestinación; es fruto de la elección voluntaria, no la violación o la abrogación de la misma. Las declaraciones de los líderes de la Iglesia arrojan mucha luz al respecto:



"Antes que te formase en el vientre te conocí ---le fue dicho al profeta Jeremías---, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones" (Jer. 1:5).

"La existencia premortal no es un lugar remoto y misterioso...Todos nosotros estamos separados sólo por un delgado velo de los amigos y consiervos con quienes servimos bajo el mandato del Señor... Sabemos que tuvimos amigos y asociados allí... Sabemos que fuimos educados, entrenados y enseñados en el más perfecto sistema educativo jamás diseñado, y que por obediencia a sus leyes eternas desarrollamos una variedad y grados infinitos de talentos.

"Y de ello viene la doctrina de la preordenación. Cuando venimos a la mortalidad, traemos los talentos, capacidades y habilidades que adquirimos por obediencia a la ley en nuestro estado anterior. Mozart compuso y publicó sonatas cuando no tenía sino ocho años de edad porque él nació con talento musical" (20).



"Durante las eras que moramos en nuestro estado premortal no únicamente desarrollamos nuestras varias características y mostramos nuestra dignidad y habilidad, o la falta de ella, sino que también en ese lugar se podía observar el progreso... En tales circunstancias era natural para nuestro Padre discernir y escoger a aquellos quienes fueron más dignos y evaluar los talentos de cada individuo. Él sabía no sólo lo que cada uno de nosotros podía hacer, sino lo que cada uno de nosotros haría al ser puesto a prueba y cuando se nos diera responsabilidad. Entonces, cuando llegó el tiempo para habitar en la tierra mortal, todas las cosas fueron preparadas y los siervos del Señor escogidos y ordenados a sus respectivas misiones" (21)



El presidente George Albert Smith dijo: "Algunos de los hijos de Dios fueron asignados a posiciones superiores antes que el mundo fuera formado. Nuestro nacimiento en esta vida, y la ventaja bajo la cual acaso vengamos, tiene una relación con nuestra vida anterior" (22).



En ese sentido, los principios enseñados en D. y C. 130:18-20, donde se lee que "cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección; y si en esta vida una persona adquiere más... inteligencia que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero", se aplica a la relación entre nuestra existencia anterior y nuestra vida mortal. El presidente Joseph Fielding Smith enseñó: "Los espíritus de los hombres fueron creados con diferentes disposiciones, gustos y talentos. Algunos evidentemente se inclinaron hacia la mecánica, y de ellos vienen nuestros inventores. Algunos amaron la música, y por lo tanto ellos llegaron a ser grandes músicos. Nosotros evidentemente trajimos a este mundo algunas, si no es que todas, nuestras inclinaciones y talentos que tuvimos en la existencia premortal. El hecho de que una persona encuentre una inclinación, como las matemáticas fáciles y otro las encuentre difíciles, puede, en mi juicio, haber sido trazado en la existencia espiritual. Y lo mismo con otros talentos y habilidades. Fueron estas características las que habilitaron a nuestro Padre Celestial a escoger a ciertos individuos para cierto trabajo en la tierra, tales como Adán, Abraham, Moisés y José Smith. El Señor escogió a Ciro y lo nombró cien años antes de que naciera para realizar la obra asignada a él en la tierra. Es mi juicio que miles de otros fueron escogidos para aspectos específicos porque mostraron talentos y disposiciones en ese mundo espiritual" (23)



El Profeta José Smith declaró: "Todo hombre que recibe el llamamiento de ejercer su ministerio a favor de los habitantes de este mundo, fue ordenado precisamente para ese propósito en el gran concilio celestial antes que este mundo fuese ---y después, con la gran humildad que le caracterizaba, agregó:--- Supongo que me fue conferido este oficio en aquél gran concilio" (24)



Refiriéndose específicamente al profeta José Smith, el élder Bruce R. McConkie dijo: "Bajo la dirección de Jesucristo y Miguel, quien llegó a ser el primer hombre, él participó en las empresas creativas del Padre. En su estado premortal creció en luz, conocimiento e inteligencia, hasta alcanzar una estatura espiritual que pocos podrían igualar, y entonces fue preordenado para presidir sobre la mayor de las dispensaciones del evangelio... Nacido entre los mortales con los talentos y la capacidad espiritual ganada en la existencia premortal, estaba listo en el tiempo señalado para realizar la obra a la que había sido preordenado" (25).



Y con respecto al llamamiento del presidente Spencer W. Kimball, aseveró: "...Debo decir que no hay azar en el llamamiento de estos hermanos para dirigir la obra de Dios en la tierra. Su mano está en ello. Él selecciona y preordina sus ministros; Él los envía a la tierra en tiempos señalados de antemano; Él los guía y los dirige continuamente en su preparación mortal... Tomaré al presidente Spencer W. Kimball como una ilustración y patrón... él nació, y esto es verdad, en la familia de la fe. Como Jacob, quien heredó talentos espirituales de Isaac y Abraham, así él fue investido por una herencia natural con aquellos talentos y habilidades que lo prepararon... pero más que un nacimiento mortal, está implicado algo más que mera preparación mortal. Él nació en la familia de la fe por una razón... él es un hijo espiritual de Dios que fue llamado, escogido y preordenado antes de la fundación de este mundo donde vivimos." (26)



En la visión de la existencia premortal que le fue mostrada a Abraham leemos: "Yo habito en medio de todos ellos; por tanto, he descendido ahora para darte a conocer las obras que mis manos han hecho, por lo que mi sabiduría los sobrepuja a todos ellos, pues reino arriba en los cielos y abajo en la tierra, con toda sabiduría y prudencia, sobre todas las inteligencias que tus ojos han visto desde el principio; yo descendí en el principio en medio de todas las inteligencias que has visto. Y el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo; y entre todas éstas había muchas de las nobles y grandes; y vio Dios que estas almas eran buenas, y estaba en medio de ellas, y dijo: A éstos haré mis gobernantes; pues estaba entre aquellos que eran espíritus, y vio que eran buenos; y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos; fuiste escogido antes de nacer." (27)



Citando de nuevo Alma 13:3, desde la existencia premortal hubo quienes "fueron ordenados, habiendo sido llamados y preparados" antes de nacer. Acerca de esto el presidente Joseph Fielding Smith escribió:

"Durante los siglos que vivimos en nuestro estado preterrenal, no sólo desarrollamos nuestros diversos atributos y demostramos nuestra dignidad y capacidad, o la ausencia de las mismas, sino que también estábamos en un lugar donde tal progreso podía observarse. Es razonable pensar que la Iglesia estaba organizada allí; los seres celestiales vivían en una sociedad perfectamente organizada y toda persona sabía cuál era su lugar. El sacerdocio, sin duda, se había conferido, y se escogieron los líderes que debían oficiar. Se requería efectuar las ordenanzas propias de aquél estado preterrenal y el amor de Dios prevalecía. Bajo tales condiciones es natural que nuestro Padre pudiera discernir y escoger a aquellos que eran los más dignos y evaluar los talentos de cada persona. Él sabía no sólo lo que cada uno de nosotros podía hacer, sino también lo que haríamos cuando se nos pusiera a prueba y se nos dieran responsabilidades. Después, cuando llegó el tiempo de partir para morar en la tierra, se prepararon todas las cosas y se escogieron y ordenaron a los siervos del Señor para sus respectivas misiones" (28).



En otra ocasión, el mismo presidente Joseph Fielding Smith aclaró: "Tocante al asunto de poseer el sacerdocio en la existencia premortal, diré que allí existió una organización, tal como existe una organización aquí, y allí los hombres poseyeron la autoridad. Aquellos que fueron elegidos a cargos de confianza en el mundo de los espíritus poseían el sacerdocio." (29)



Y el presidente Joseph F. Smith dijo, en D. y C. 138:55-56, con respecto a nuestro estado preexistente: "Observé que también ellos se hallaban entre los nobles y grandes que fueron escogidos en el principio para ser gobernantes en la Iglesia de Dios. Aun antes de nacer ellos, con muchos otros, recibieron sus primeras lecciones en el mundo de los espíritus, y fueron preparados para venir en el debido tiempo del Señor a obrar en su viña en bien de la salvación de las almas de los hombres."



Con mucha humildad, el presidente J. Reuben Clark, Jr., dijo como miembro de la Primera Presidencia: "Quiero pensar que [esta declaración] nos abarca también a nosotros, los que poseemos llamamientos menores y somos de menor valía... Quiero pensar que acaso en el Gran Concilio se dijo por lo menos algo para indicar lo que se esperaría de nosotros y para conferirnos poderes, sujetos a una nueva confirmación aquí, para hacer ciertas cosas en la edificación del reino de Dios sobre la tierra" (30).



Y cuando el presidente Wilford Woodruf, fungía como Presidente del Quórum de los Doce, dijo: "En relación con los apóstoles, los sumos sacerdotes, los setenta y los élderes de Israel que posean el santo sacerdocio, yo creo que fueron ordenados antes de venir aquí; y creo que el Dios de Israel los ha levantado y velado por ellos desde su juventud y los ha sostenido a través de todas las etapas de la vida, tanto las que se ven como las ocultas, y los ha preparado para que sean instrumentos en Sus manos para llevar este reino y sacarlo adelante" (31).



Una vez más: ¿Por qué fueron seleccionados? Por causa de las habilidades desarrolladas en la existencia premortal. Y de esas habilidades, ¿cuál es la más importante? el élder Bruce R. McConkie responde: "El talento o capacidad más grande e importante que cualquiera de los hijos espirituales del Padre puede lograr es el talento de la espiritualidad. La mayoría de los que lo obtuvieron fueron escogidos, antes de nacer, para venir a la tierra como miembros de la casa de Israel. Fueron preordenados para recibir las bendiciones que el Señor prometió a Abraham y a su posteridad en todas sus generaciones. Esta preordenación es una elección... Aun cuando toda la humanidad puede salvarse mediante la obediencia, a algunos les es más fácil creer y obedecer que a otros. De ahí el concepto que enseñó Jesús de que Sus ovejas conocen Su voz y no seguirán las voces de los disidentes del mundo." (32)



"Y así como con Abraham, así es con todos los profetas, y así también, en un grado o en otro, con toda la casa de Israel, y con todos los miembros de la iglesia terrenal del Señor. Todos son participantes de las bendiciones de la preordenación... Nuestras revelaciones, antiguas y modernas, abundan en pronunciamientos relativos a la ley de preordenación, tanto si se aplica a individuos específicos llamados de acuerdo a la presciencia de Dios a labores específicas en la mortalidad, como se aplica a las bendiciones prometidas a esas huestes de espíritus valientes que nacen en el linaje de Israel y quienes escuchan la voz del Buen Pastor, y llegan a ser Su rebaño en la tierra." (33)



Casi a manera de conclusión en este aspecto, podemos decir que hay dos formas en que hemos sido preordenados: como pueblo, a nacer con las bendiciones de la casa de Israel, y como individuos, a realizar alguna obra determinada aquí en la tierra, de acuerdo con los talentos desarrollados en nuestra vida anterior. En la Encyclopedia of Mormonism, en su volumen II, bajo el apartado "preordenación", el hermano Brent L. Top nos dice: "Los santos de los últimos días también creen que los tiempos, lugares y circunstancias de nacimiento a la mortalidad quizá sean el resultado de convenios o decisiones previas, así como aquello que sería lo mejor, de acuerdo con la sabiduría divina, para proveer tanto oportunidades como desafíos para el crecimiento y desarrollo individual. Adicionalmente, la preordenación acaso también se base en los planes y propósitos propios de Dios para bendecir a todos sus hijos. Las especificaciones de estos factores permanecen desconocidos. Como resultado de ello, el carácter premortal de una persona nunca puede ser juzgado por su estado prensente en la vida. Algunas de las más difíciles y dolorosas circunstancias pueden ser, bajo la perspectiva de la eternidad, las más bendecidas y tal vez incluso las situaciones que hombres y mujeres eligieron y acordaron tener."



Nuestra responsabilidad

En tanto que la preordenación no excluye el albedrío, este conocimiento implica una responsabilidad sobre nosotros. Debemos saber más de nosotros mismos, a fin de saber qué espera el Padre de nosotros. El presidente Benson nos aconseja:



"De nuestro estado premortal hemos traído variados talentos y habilidades. No esforzamos por encontrar la esposa apropiada para nosotros, y tenemos la responsabilidad de esforzarnos por averiguar la forma de hacer una contribución a nuestros semejantes, un campo que nos despierte cierto interés y en que tengamos habilidades y se preste, al mismo tiempo, para que proveamos lo necesario para nuestra familia.



"Me alegro de que Beethoven haya encontrado el camino a la música, Rembrandt a la pintura, Miguel Ángel a la escultura, y el presidente McKay a la enseñanza. Encuentren su lugar apropiado y desempeñen bien su labor, porque esto los bendecirá, y bendecirá a sus seres queridos y a sus semejantes. Si necesitan ayuda para hallar la ocupación apropiada, esa ayuda está a su disposición: 1 Mediten y oren al respecto; 2 estudien a fondo su bendición patriarcal; 3 piensen en el tipo de trabajo que hagan bien; 4 pasen algunas pruebas vocacionales y de interés; hagan averiguaciones sobre diversas ocupaciones o profesiones a fin de saber a cuál tienen acceso" (34).



El estar preordenados, tanto individual, como colectivamente, no quiere decir que por fuerza hemos de obtener todo lo que se espera de nosotros. El presidente Harold B. Lee nos amonesta: "Muchos fueron escogidos, aun como Abraham, antes de nacer... Pero ahora aquí hay una advertencia: a pesar del llamamiento del que se habla en las escrituras como 'preordenación', tenemos otra declaración inspirada: 'He aquí, muchos son los llamados, pero pocos son escogidos...' (D y C 121:34).



"Esto sugiere que aun cuando tenemos nuestro albedrío aquí, hay muchos que fueron preordenados antes de que el mundo fuera, a un estado aun más alto del que ellos se han preparado a sí mismos aquí. Aun cuando ellos deberían estar entre los nobles y grandes, entre aquellos que el Padre ha declarado que haría sus líderes escogidos, ellos quizás fallen en su llamamiento aquí en la mortalidad. Entonces el Señor plantea esta pregunta: '¿y por qué no son escogidos?' (D y C 121:34) Dos respuestas nos son dadas: Primero, porque han puesto sus corazones en las cosas de este mundo, y segundo, ellos aspiran a los honores de los hombres." (35)



Una de las predicaciones de Juan el Bautista decía: "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: a Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras" (36); existe el riesgo de que estemos tan complacidos con nuestro legado, nuestra preordinación y nuestros antepasados, que creamos que podemos recibir las bendiciones que tenemos prometidas sin esforzarnos. Es triste leer en el capítulo ocho de Juan, que los hijos del convenio reclaman tres veces sus bendiciones por ser descendientes de Abraham, sin querer entender que "si fueseis los hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais" (37); no es de balde que el Apóstol Pablo haya dicho que un asunto es ser preordenado, y otro, lograr en esta tierra dicha elección: "No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son Israelitas" (38); el élder McConkie explica: "Los de la casa de Israel constituyeron un pueblo diferente en la existencia premortal; esto es, mediante la obediencia y devoción, algunos de los espíritus hijos del Padre, ganaron el derecho de nacer en el linaje de Abraham, de Isaac y de Jacob, y de ser herederos naturales de las bendiciones del evangelio; pero algunos de ellos, después de nacimiento tan favorecido, después de ser contados con la simiente escogida, se apartan de la senda de justicia y se vuelven hijos de la carne; esto es, andan en los pasos del mundo, rechazando las bendiciones espirituales reservadas para Israel. Entonces son desheredados, no continuarán como hijos en la familia de los profetas cuando la raza elegida siga siendo un pueblo diferente en los mundos eternos. De este modo son descendientes de los profetas en esta vida, pero no heredarán junto con los hijos de Dios en la vida por venir" (39)



Casi a manera de un segundo testimonio de lo anterior, remarcó el presidente Harold B. Lee: "Hay muchos entre nosotros que a causa de su fidelidad en el mundo espiritual fueron 'llamados' a efectuar una gran obra aquí, pero como descuidados derrochadores ejercen su albedrío en una vida sin freno y están perdiendo su derecho de nacimiento y las bendiciones que serían de ellos si demostraran ser fieles a su llamamiento" (40).



Todo privilegio por muy ganado que haya sido, conlleva responsabilidades. En nuestro caso, esas responsabilidades son un privilegio y un don: "Ahora, esta es la doctrina de la preordenación; esta es la doctrina de la elección. Esta es la razón por la que el Señor tiene un pueblo escogido, y favorecido, y particular sobre la tierra; y esta es la razón por la que él dijo: 'Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna' (Juan 10:27-28). Un conocimiento de estas maravillosas verdades coloca sobre nosotros una carga mayor que la que recae sobre cualquier otro pueblo que siga a Cristo --el tomar Su yugo sobre nosotros, el guardar Sus mandamientos, el hacer todas las cosas que le complazcan. Y si le amamos y le servimos, daremos oído a las palabras de los apóstoles y profetas a quienes Él envía para revelar y enseñar Su palabra entre nosotros (41)".



Nuestra obra aquí.

Hay una razón en todo lo que el Padre Hace. El conocimiento que nos ha otorgado de nuestra existencia premortal tiene un propósito; el élder David B. Haight, explicó: "La mayoría nos hemos preguntado en cuanto nuestra vida preterrenal y la forma en que ésta afecta nuestra existencia aquí. Debemos saber que este conocimiento de la vida premortal nos fue restaurado para que podamos cumplir con las responsabilidades que tenemos como hijos de Dios" (42). Y a continuación citó las palabras del presidente John A. Widtsoe:

"En la existencia premortal, el día del gran concilio, hicimos un... convenio con el Todopoderoso. El Señor propuso un plan... y nosotros lo aceptamos. Como ese plan era para todos, acordamos ayudar a lograr la salvación de cada uno de los que a él se adhirieran. Ahí mismo estuvimos de acuerdo en ser los salvadores, no sólo de nosotros mismos sino... de todo el género humano.



"Entramos en una sociedad con el Señor, y la obra de llevar a cabo el Plan no sólo llegó a ser la obra del Padre y del Salvador, sino nuestra también. Incluso el más insignificante de nosotros, el más humilde, está asociado con el Todopoderoso para lograr los propósitos del plan eterno de salvación.



"Esto nos da una gran responsabilidad hacia la raza humana. Por esta doctrina, y teniendo al Señor a la cabeza, nos convertimos en salvadores en el Monte de Sión, todos dedicados al gran plan de ofrecer la salvación a un incontable número de espíritus. Hacer esto es el deber que el Señor se impuso; esta gran obra es su gloria más alta. De igual manera, es también el deber que el hombre tiene que imponerse, su placer y gozo, su labor y, finalmente, su gloria." (43)



No es fortuito que el presidente el Marion G. Romney haya dicho: "La construcción de templos hoy es, por tanto, una actividad distintiva de la Iglesia de Jesucristo. Los templos no pueden ser concebidos por otro pueblo que los miembros de la Iglesia que posee un entendimiento del evangelio de Jesucristo. Los grandes principios de la existencia premortal, el matrimonio eterno, la resurrección, la exaltación, la naturaleza de Dios y nuestra relación con Él ---éstos y los otros grandes principios del evangelio se enfocan en la obra del templo---. Éstos son reflejados desde los templos a los corazones del entendimiento de los santos de los últimos días" (44).



Conclusión.

El conocimiento del gran plan de salvación nos da felicidad, consuelo, esperanza y guía. El saber de dónde venimos, por qué estamos aquí y hacia dónde nos dirigiremos al morir, nos brinda una perspectiva eterna, poniendo cualquier aspecto de nuestra vida en el lugar correcto y con su valor verdadero. Incluso cuando este artículo sólo ha tocado el tema del "de dónde venimos", arroja una luz y una responsabilidad que es a la vez un gozo y una recompensa.



Finalmente, nunca debemos olvidar, con sincero agradecimiento, humildad y disposición de servir que "los Santos de los Últimos Días son un pueblo escogido, asignado ya en el mundo premortal, para estar en sociedad con el Señor en el plan de salvar tanto a los vivos como a los muertos" (45)



Óscar Pech.

Colonia Juárez, Chihuahua, México.

Marzo de 2003.





1. En Journal of Discourses, volumen 4, pág. 266, traducción no oficial del autor, así como en todas las siguientes citas cuyos textos no han sido publicados por la editorial Deseret al español.

2. Élder A. Theodore Tuttle, Escuela de verano del SEI, 10 de julio de 1970, pág. 6.

3. Presidente Ezra Taft Benson, "El maestro del Evangelio y su mensaje", Discurso dado a los educadores de religión, 17 de septiembre de 1976, págs. 3 y 8.

4. Joseph F. Smith, "The Origin of Man", Improvement Era, noviembre de 1901, págs. 78, 80. Citado en Principios del evangelio, pág. 11.

5. Primera Presidencia, Messages of the First Presidency, 4:205-6.

6. Bruce R. McConkie, "The Salvation of Little Children", Ensign, abril de 1977, págs. 3 y 6.

7. Joseph Fielding Smith, Doctrina de Salvación, I, págs. 55-56.

8. Ídem, pág. 62.

9. Joseph Fielding McConkie, Joseph Smith: The Choice Seer, Salt Lake City, Bookcraft, 1996.

10. "I Have a Question", Ensign, Junio 1977, págs. 39-40, Steve F. Gilliland, director de Instituto de Religión en Cambridge, Massachusetts. Recomiendo ampliamente la lectura completa de este artículo.

11. Brent L. Top, The Life Before, Salt Lake City, Bookcraft, 1988, pág. 158.

12. Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine, págs. 590, 616.

13. Joseph Fielding Smith, The Way to Perfection, pág. 47.

14. Clyde J. Williams, comp., Las enseñanzas de Howard W. Hunter, pág. 12.

15. Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary, vol. II, pág. 284.

16. Harold B. Lee, "Comprender quiénes somos nos induce a sentir el respeto que nos debemos", DCG 1973-1975, pág. 71.

17. Presidente Harold B. Lee, en Conference Report, octubre de 1973, págs. 7-8.

18. Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary, Vol. II, pág 277.

19. Principios del Evangelio, pág. 13.

20. Élder Bruce R. McConkie, "God Foreordains His Prophets and His People" Ensign, Mayo de 1974, págs. 71-73.

21. Joseph Fielding Smith, Way to Perfection, págs 50-51.

22. The Teachings of George Albert Smith, pág. 15.

23. Joseph Fielding Smith, Answers to Gospel Questions, 5:138-39.

24. Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 453-454.

25. Bruce R. McConkie, "Joseph Smith--The Mighty Prophet of the Restoration," Ensign, Mayo de 1976, pág. 94.

26. Élder Bruce R. McConkie, "God Foreordains His Prophets and His People" Ensign, Mayo de 1974, págs. 71-73.

27. Abraham 3:21 - 23.

28. Joseph Fielding Smith, The Way to Perfection, 1970, págs. 50-51.

29. Joseph Fielding Smith, Doctrina de salvación, vol. 3, pág 77.

30. Conference Report, oct. de 1950, págs. 170-171.

31. Journal of Discourses, tomo XXI, pág 317.

32. Bruce R. McConkie, A New Witness for the Articles of Faith, págs. 512-513.

33. Élder Bruce R. McConkie, "God Foreordains His Prophets and His People" Ensign, Mayo de 1974, págs. 71-73.

34. Ezra Taft Benson, "In His seps", en Speeches of the Year, págs. 62, 64, 65.

35. Harold B. Lee, Stand Ye in Holy Places, pág.9.

36. Mateo 3:8-9.

37. Juan 8:39.

38. Romanos 9:6.

39. Élder Bruce R. McConkie, Doctrinal New Testament Commentary, vol. II, págs. 276-277.

40. Harold B. Lee, Youth and the Church, pág. 169.

41. Élder Bruce R. McConkie, "God Foreordains His Prophets and His People" Ensign, Mayo de 1974, págs. 71-73.

42. David B. Haight, "Los templos y la obra que se efectúa en ellos", Liahona, enero 1991, 67.

43. "The Worth of Souls", The Utah Genealogical and Historical Magazine, octubre de 1934, pág. 189.

44. Marion G. Romney, "Temples--The Gates to Heaven", Ensign, marzo 1971, pág. 14.

45. David B. Haight, "Los templos y la obra que se efectúa en ellos", Liahona, enero de 1991, págs. 67-68.

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