El hiperrealismo de pesadilla

Hace muchos, muchos años, me tocó ver a un hombre muy bueno, un hombre que era tan bueno como difícilmente uno podría imaginar a otro, discursar en la Iglesia. Ser bueno no quiere decir ser sabio, y cayo en la trampa de creer que había ido más allá del bien y del mal. Desde el púlpito, él declaró que jamás pecaría, que él había vencido al pecado, y en frente de todos allí él desafió a Satanás para que lo hiciera pecar. Así, de ese tamaño. Imagino que se imaginan el final: antes de que hubieran pasado seis meses el hombre estaba hecho una lástima. Había recibido lo que las Escrituras denominan de manera reiterativa “ser entregado a los bofetones de Satanás”. Eso es algo que siempre me hace pensar, y no poco. Es algo que temo, porque sé que soy débil: ser tentado más allá de lo que puedo soportar. Y por lo mismo es algo que procuro hacer siempre: estar consciente de que existen realidades espirituales, el bien y el mal, y que son elementos tan reales como el mundo físico, pero que hay que estar muy atento para sentirlo, porque no lo percibimos con los sentidos.

Y las circunstancias pueden ser de lo más acuciantes, y mientras más ruido nos causan, más atención debemos poner, si es que queremos que esas realidades espirituales no se nos vuelvan invisibles por completo. Desde que éramos niños todos hemos visto en caricaturas a alguien con un diablito en un lado, y un angelito en el otro. Malamente lo hemos visto, porque uno llega a pensar que se trata de eso, de una caricatura, de algo divertido, de algo que es de broma o que no es cierto, pero es muy cierto que hoy por hoy estamos en una guerra contra el mal. Como dice en Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” No se trata sólo de una cuestión de inseguridad, de crisis, de desempleo, de tanta injusticia que vemos todos los días y que nos lastima el entusiasmo, nos amarga la existencia, nos hiere la autoestima el presenciarlo continuamente. Todo eso que vemos es real, claro, pero muchas veces eso que le pasa a nuestros amigos o que vemos en la primera plana de los diarios no son sino los síntomas de otras cosas que están atrás: de enfermedades espirituales.

Pero, así como estamos en una lucha constante contra el mal, también está el bien, que muchas veces nos rodea sin que nos demos cuenta. Acaso una de las escrituras que más me gustan en la Biblia se encuentra en 2 Reyes 6. Perdona que lo ponga aquí así, textualmente. Perdona que te ponga a leer, cuando acaso no estás en vena, pero bueno, es de lo que te quiero platicar hoy. El texto dice lo siguiente:

8 Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento.

9 Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí.

10 Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse.

11 Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel?

12 Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta.

13 Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán.

14 Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad.

15 Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: !!Ah, señor mío! ¿qué haremos?

16 El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.

17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

18 Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo.

19 Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria.

20 Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria.

21 Cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío?

22 El le respondió: No los mates. ¿Matarías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y vuelvan a sus señores.

23 Entonces se les preparó una gran comida; y cuando habían comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.

Me encanta ese pasaje: está llenos de enseñanzas por todas partes: Más son los que están con nosotros que con ellos; el bien nos rodea y nos protege sin que nos demos cuenta; si recibes el bien, obra en consecuencia y sé misericordioso; si eres misericordioso ganas más que si hicieras la guerra y ganaras. Hay mucho bueno en ese pasaje que es, como ya dije, de mis favoritos.

En estos tiempos tan extraños que nos ha tocado vivir, tan diferentes de lo que era nuestra vida antes del 11 de septiembre, en que el mundo se volteó de cabeza, ser bueno no es estar excento de que te toque lo malo. Hace una semana, al Presidente del templo de acá, de Colonia Juárez, un hombre humilde y santo, lo asaltaron. Ahora, acá dos comentarios: uno conoce gente buena en su vida, pero hombres santos yo he conocido, si mucho, unos ocho. Entre ellos él, Juanito Robinson. Lo asaltaron y le dieron dos balazos en la pierna y le dejaron la cara hecha una lástima. En una semana, hasta su voz cambió, y el hombre envejeció años en una semana. Y entonces lo veo el miércoles pasado y me dice: "Hay una palabra clave que aprendo de esta experiencia: RECTITUD. Si uno ha de morir, que la vida de uno sea recta. Si uno ha de vivir, que la vida de uno sea recta". Claro, para esto hay que decir que, como siempre, dicho por mí esas palabras son sin chiste. Dichas por él... créeme que había poder en sus palabras. Quien no vive en Chihuahua no sabe lo que está pasando aquí. Sólo para ubicarte un poco: Llevamos sólo una semana de clases y en ese lapso doce alumnos se han dado de baja. Es decir, doce familias han sido amenazadas o extorsionadas por teléfono o de otra manera, y dejan negocios y todo para mejor irse a vivir al extranjero. En los últimos dos fines de semana me ha tocado ver funerales de jóvenes que no llegaban a los 25 años: los secuestran, la familia paga el rescate, y devuelven los cuerpos, muertos. Jóvenes que no eran ricos: que eran muchachos que trabajan en diferentes comercios para vivir. Eran vendedores de piso. Como dijo Beto Conde: primero se mataban entre los malos, luego era el ejército contra ellos, luego eran ellos contra los ciudadanos, y a eso se le llama estado de guerra. En una ausencia de estado de derecho, como la que vivimos en Chihuahua, los ciudadanos vivimos una guerra bastante inequitativa.

¿A qué nos lleva esto? a que percibo entre muchas de las personas con las que platico un sentimiento de desesperanza, a que hay un ambiente de miedo, de temor, de falta de fe. Como trasfondo de muchas charlas, percibo lo que dice en Salmos 53:1 "Dijo el necio en su corazón: no hay Dios...", y esa es una de las peores y más tristes cosas que pueden pasar por nuestra cabeza: perder la fe. Pienso y pienso en las posibles razones por las que una persona podría llegar a sentir eso: que no hay Dios.

Se me ocurren al menos tres razones, que dan para que corra mucha tinta, pero que mencionaré lo m´sa brevemente posible:1. Los rebeldes, los que obran en el pecado: la fe, señoras, señores, es siempre fruto de la rectitud. La luz lastima los ojos de quien vive en las tinieblas. La reacción más común de quien vive mal, es negar la luz, y decir que ésta no existe, para ttratar de que la misma no le lastime. 2. Hay quien, por una razón u otra, ha perdido el camino: ha seguido sendas que no eran las correctas y, sin ser malo, se ha confundido y se ha perdido.Antes de seguir, quisiera citar a J. Reuben Clark, Jr:

"Cuando yo era niño, me encantó el gran debate que sostuvieron aquellos dos gigantes, Webster y Hayne [este debate tuvo lugar en el senado de los Estados Unidos en 1830, sobre los derechos de los estados y el poder federal]. La belleza de la oratoria, la sublimidad de la elevada expresión de patriotismo de Webster, el presagio de la lucha civil que vendría por el dominio de la libertad sobre la esclavitud, todo ello me conmovió profundamente. El debate comenzó debido a una resolución que tenía que ver con los terrenos públicos, y ocasionó que se consideraran grandes problemas fundamentales de la ley constitucional. Nunca he olvidado el párrafo inicial de la respuesta de Webster, mediante el cual volvió a poner en su lugar este debate que se había desviado tanto de su curso. El párrafo dice:

"Sr. Presidente: Cuando el marinero ha sido zarandeado durante muchos días debido al mal tiempo y en un mar desconocido, naturalmente aprovecha la primera pausa en la tormenta, la primera aparición del sol, para medir su latitud y determinar cuánto lo han apartado los elementos de su verdadero curso. Imitemos esa prudencia y, antes de que nos dejemos arrastrar por la marea de este debate, volvamos al punto del cual nos apartamos para que, por lo menos, podamos hacer conjeturas respecto a dónde nos encontramos ahora. Pido que se dé lectura a la resolución."

El mundo ha perido sus referencias: Poco antes de las elecciones escuchaba en la radio a una candidata que, para obtener votos, ridiculilzaba a quienes creían en Dios y en los valores morales, diciendo que eso era retrógrado. Me impresionó, y no poco. En un mundo que se vuelve cada vez más confuso y oscuro, necesitamos tener firmes los puntos de referencia para saber, como dice el párrafo citado, exactametne dónde estamos. Me permito sugerir un documento que muy bien puede servir como referencia y que es, por cierto, de sólo una cuartilla. Si quires leerlo con calma para saber qué tan cerca estás del camino, sigue esta liga y da clic aquí.

La tercera razón por las que alguien podría estar en riesgo de perder la fe, es porque las circunstancias que nos rodean en este mundo surrealista y extraño, donde el realismo mágico se volvió un hiperrealismo de pesadilla, hagan que nuestra confianza en el futuro flaquee y tener esperanza parezca un lujo. Yo creo que la verdadera riqueza (paz, seguridad, etc.) siempre están en el interior, no en el exterior. El dinero nos da comodidad, pero no seguridad, y mientras más mal vayan las cosas, esa riqueza, paz, etc., sólo pueden venir de estar en paz uno consigo mismo y con el Señor, lo cual nos remite de nuevo al documento de la liga mencionada. Sólo en la familia hay verdadera seguridad, me parece. Con todos los asegunes que pueda tener la familia hoy por hoy. No sé qué pienses tú: me gustaría saber tu punto de vista. Buena noche:

Óscar Pech
"In the faces of men and women I see God"
Walt Whitman, from Leaves of Grass

Comentarios

Carlos Eliu Ang Angeles ha dicho que…
Profe, es siempre un placer leerle, es un oasis en este atribulado mundo, hace unos meses cuando la presidencia de área determinó la suspención de actividades religiosas por el virus de la influenza AH1N1, escribí una carta a los miembros de mi barrio, para fortalecerles, al estar escribiendo vino vívidamente el recuerdo de la conferencia general posterior al 11 de septiembre, cuand oel Pdte. Hinckley nos enseño que: "Nuestra seguridad reside en la virtud de nuestra vida", y es cierto, las circunstancias de esta tierra no van a cambiar, las escrituras incluso indican que empeoraran, las cosas de este mundo (El Élder Nibbley en su mensaje de líderes a gerentes, hace una excelente descripción de las cosas de este mundo, todo aquello que se puede comprar con dinero) no puede darnos ni seguridad ni paz, El Salvador dijo a sus discipulos antes de su ascencion, mi paz os dejo mi paz os doy, no como el mundo la da, no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. Y es así sus apóstoles sufrieron infinidad de cosas durante su ministerio, pero siempre tuvieron la paz del Salvador, la que viene de vivir de acuerdo a nuestros convenios. Y para nosotros no es diferente, en realidad como dijo el Pdte. Kimball, no hay tragedia en la muerte sino en el pecado.

Gracias por el tiempo que dedica a escribir este blog, le reitero es un placer leerle.

Carlos Eliú Ang Ángeles