El imbécil de mi cuñado

Hace un año, por estas fechas, estaba con Hyrum en la "Olimpiada del conocimiento". Los "mejores niños" de las escuelas de la región. Claro, que eso de hablar de los mejores es absolutamente subjetivo. Ahora es mi alumna la niña que venció a Hyrum. Es una niña muy bien educada, que busca el diez cerrado a toda costa, a veces demasiado competitiva, con una autoestima tan débil, que cuando no saca el diez cerrado, su autovalía se viene abajo. Las calificaciones en la escuela son nada, aunque a veces sirvan de mucho. Pero bueno, esa es otra historia.

Al punto que yo quiero llegar es que en esos dos días yo veía a los niños con sus padres, y no dejaba de pensar en cuál sería el futuro de esos niños. Los que destacaban más en esta región del país. Uno ve a los padres, a los niños mismos y a mí, que me gusta analizar tanto, imaginar argumentos tanto, trataba de recopilar datos en simples actitudes, porque ves padres con todas las conductas,con todos los niveles sociales y culturales, algunos que con muy pocas luces van animando a sus hijos a salir adelante, y bueno, eso a mí me conmueve mucho.

Pero había una niñita odiosa de la que ya antes les he hablado. Una niña que en una especie de gira turística que nos dieron por la región, insistía en pegarle a cada personaje de la Historia, su etiqueta de bueno o malo. E interrumpía al guía en todo momento con "¿Y ese hombre era el bueno?", como si la vida fuera una especie de película maniquea en blanco y negro, pero la verdad es que ese razonamiento muy pocas veces funciona.

Uno puede pensar, por ejemplo, en una pareja de enamorados. Por alguna razón que nada justifica, salvo los esquemas mentales que nos da Hollywood, uno piensa que si se aman, entonces son los buenos. Y aquí es donde entran Abelardo y Eloísa. Lo que sigue lo copio, así, sin más ni más, de la Wikipedia. Sí, sé que conoces bien la historia, pero vale la pena recordar ciertos detalles:

Pedro Abelardo es reconocido por la crítica moderna como uno de los grandes genios de la historia de la Lógica. Famoso por su enorme ingenio para la diatriba dialéctica y un dominio silogístico profundo, Abelardo es también recordado, siglos después, en pleno Romanticismo, por la prohibida relación amorosa mantenida con Eloisa... Es conocida -además de "romántica"- la relación amorosa apuntada con Eloísa, considerada como uno de los primeros ejemplos documentados de confesión amorosa en clave, es decir, confesada por un escritor usando sus obras como medio...


Además de la práctica de la enseñanza, Abelardo se dedicó a la música, componiendo en lenguaje sencillo y usando lengua romance canciones que solazaban extraordinariamente a las damas y divertían sobremanera a los estudiantes. De esta época data su relación con Eloísa, sobrina de Fulberto, canónigo de la Catedral de París, a quien conoció alrededor de 1115; éste confía la educación de Eloísa a Abelardo, pero éstos se enamoran y durante un tiempo mantienen su relación en secreto, durante los años 1117-19. El escándalo explota al saberse que Eloísa espera un hijo, que sería llamado Astrolabio.
Abelardo secuestra a Eloísa y la lleva a casa de su hermana en Le Pallet. Fulberto exige el matrimonio (no sin la reticencia de Eloísa), que acaba celebrándose en secreto. Fulberto, en supuesto honor de ella, difunde la noticia. Abelardo, molesto por haberse difundido la noticia envía a Eloísa al monasterio de Argenteuil. Fulberto, sintiéndose engañado, sobornó a un criado, y entrando con algunos servidores en el cuarto de Abelardo, entre todos le castraron y después huyeron. El criado y otro de los agresores fueron presos y castigados con igual mutilación y además con la pérdida de los ojos, en tanto que el canónigo Fulberto fue desterrado de París y se le confiscaron todos sus bienes. Abelardo, humillado, se esconde durante un tiempo en Saint-Denis como monje, y manda a Eloísa hacerse monja en Argenteuil...

En 1142, retirado en el monasterio de Saint-Marcel, en Chalon-sur-Saône, muere. Su cuerpo fue llevado al Parácleto y Eloísa, fallecida 22 años más tarde, fue enterrada junto a él. Desde 1817 los dos cuerpos descansan juntos en una misma tumba, en el cementerio parisino de Père-Lachaise.

Hasta aquí la Wikipedia. Si hablamos de buenos y malos, la verdad es que Abelardo no es "el bueno". Definitivamente no lo es. Es muy cuate bien un gandallita bastante egocéntrico. Eloísa no es, tampoco, una heroína en ningún sentido de la palabra. Su único mérito fue haberse enamorado de su maestro lo cual, bien mirado, es un mérito más que pobre (yo me enamoré de una mujer cuarenta años mayor que yo, cuando entré al kinder, y sinceramente no creo que me vayan a hacer una estatua por ello; seguramente tú te enamoraste de más de una de tus maestras cuando estabas en la prepa, y lo mismo).

Su historia de tonto de deja embarazada a una adolescente no sólo muestra un tipo sin principios, sino que es abrumaduramente común.

Acaso lo único que destaca aquí, para mí, es el personaje de Fulberto. Si ya sabía el tipo de calaña que era Abelardo, ¿para qué lo contrata de maestro? Si la muchacha sale embarazada y el futuro padre no vale un haba, ¿para qué los casa? Si los casa, ¿Para qué divulga el matrimonio? Si mandan a la sobrina a un convento, ¿para qué castra al sobrino político? Sus repetidos errores me recuerdan a ese tipo de personas que dejan de llamarse Pedro, Arturo, Octavio, para empezar a ser llamados simplemente: "El imbécil de mi cuñado" y se quedan con ese apelativo de por vida, porque se lo ganan a pulso. La niñita que te cuento arriba diría "¿y el imbécil de tu cuñado es bueno o es malo?". Y seguramente, con una sonrisa triste, de esas que encierran una gran sabiduría, a uno no le queda otra que contestar: "No es bueno ni malo: está más allá del bien y del mal, por simplemente tan inepto para la vida" y el cuñado, van por la vida felizmente como algunos personajes de Patricia Highsmith o de Graham Greene, mientras van causando tragedias de manera continua en medio de su inocencia.

Que el cielo, en su infinita bondad, te evite el trato con esas calamidades dentro de tu propia familia, como en ese sentido ha sido harto generoso conmigo:

Óscar Pech Lara
 
"In the faces of men and women I see God"
Walt Whitman, from Leaves of Grass

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