Ensor, James

Tengo una amiga, Julia, que vive en Brasil, y es una experta en arte. En pintura, específicamente. Gracias a ella conocí hoy a James Ensor. Un hombre que pinta, en esencia, máscaras y esqueletos. ¿Interesante, su obra? Un poco, sí. El problema de tu hobbie es que te hace a él. Te conviertes en él. Si tu hobbie es cantar tienes buenas probabilidades de terminar cantando. Uno debe controlar lo que hace. Mi hobbie es escribir y lo hago porque hoy por hoy es una de las pocas cosas que le dan un orden, un sentido a mi existencia. Mr. Ensor, me parece, le agarró el gusto a lo macabro y allí está su obra. Javier Padilla dijo alguna vez, "la pornografía no necesita subtítulos". La obra de Ensor no necesita explicación y, de nuevo, el tema central de lo que pintó terminó por contaminar toda su obra. Cuadros como Efecto de luz, bello, prístino, se contamina por el resto de su obra. Hay algo que me habría gustado decirle a Mr. Ensor cuando él era joven y, como él vivía muy lejos de mí y en otro tiempo, te lo digo a ti.  

Creo que todos estamos solos. Todos. Quien sufre está solo. Es en el dolor que el ser humano se encuentra ante la soledad absoluta, porque el dolor muy difícilmente se puede compartir. Sea dolor moral, físico, mental o espiritual. Y creo haber descubierto que es en esas batallas internas donde salimos renovados, donde triunfamos y somos mejores, o donde fracasamos y nos hundimos en amargura, frustración y resentimiento.


Pero, al mismo tiempo, nunca estamos por completo solos. El boxeador se encuentra a solas en el ring con su oponente, pero siempre tiene a un manager que, cuando suena la campana, le aconseja, le guía, trata de ayudarle (Cierto: en nuestro papel cotidiano de boxeadores, en el estrés de dar y recibir, no puedes escuchar al mánager, me imagino; tienes que haberlo escuchado muy bien antes, hacer tuya cada instrucción, que cada técnica sea parte de ti para que en el ring eso salga de manera automática, porque a la hora de los golpes estás solo, absolutamente solo, pero no:), la vida me ha enseñado que siempre, lo sepas o no, eres todo para alguien. Hay alguien, lo sepas o no, esté cerca o no, que quisiera con todo el corazón estar a tu lado, y quisiera ser todo para ti. A veces uno simplemente no sabe cómo, como me pasa a mí con mis hijos, y simplemente voy cuando están descuidados y no me pueden rechazar, y les doy un beso y un abrazo fuerte, largo (ellos no lo saben, pero también), desesperado.

Así que no lo olvides: uno está solo porque así tiene que ser, ese es nuestro crisol que nos limpia de la escoria, pero también uno nunca está solo por completo. Siempre hay alguien... a veces ese alguien es simplemente Dios. Yo me imagino que, quien quiere, siempre puede sentir su mano en la vida de uno.

...No creo que haya un deporte que se parezca más a la vida que el box. Alguien dirá que la vida no es un deporte ni es diversión, y yo diré que el box tampoco lo es, por cierto. Un boxeador para triunfar necesita tres cosas, que pueden ser aplicables a la vida: 1. saber golpear. Tener la técnica y el conocimiento para que cada movimiento de uno sea un golpe contundente. 2. Saber protegerse. Cada segundo va a llegar un golpe, no se trata de ver a ver si hoy el sol no se pone. No: uno sabe que el golpe va a llegar, pero uno debe saber proteger las partes más vulnerables de uno y, a veces, tener la habilidad de esquivar el golpe, prepararse en ese sentido. 3. Tener la habilidad para recuperarse pronto. Saber resurgir de las cenizas, adquirir estrategias de ave fénix. Alguna vez Agricol Lozano --a quien no conoces, me imagino-- dijo que cuando él muriera iría ante Dios y le preguntaría por qué nos había hecho para tener que desperdiciar una tercera parte de la existencia durmiendo. Vaya, podía habernos hecho para que siguiéramos cada día, sin descanso, trabajando inagotables. Para un cuate que se las daba de sabio, la pregunta me parece de a tiro muy tonta. Yo tengo para mí que el dormir es necesario porque todos necesitamos esa ilusión, de poder iniciar de nuevo, cada día. Eso nos da una oportunidad de tener el punto 3: hallar cómo recuperarnos.

La campana está a punto de sonar. Es hora de ir a repartir golpes. Por favor, no te entregues a pintar máscaras y cadáveres y que, cuando la campana suene de nuevo, al final del día, golpeado y todo, puedas mirar atrás y ver con satisfacción que este fue un buen round, y que estás más cerca de la victoria:


Óscar Pech Lara
 
"In the faces of men and women I see God"
Walt Whitman, from Leaves of Grass


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