Hace tiempo platicaba con alguien, y ella me dice estas o semejantes palabras: "a veces uno cree que sólo porque uno lo pide, la gente va a cambiar". Y la frase, lo reconozco, me impresionó: se quedó como una piedrita en el zapato de mi mente, y volvía a la frase, vez tras vez. Porque vaya, nunca he sentido esa especie de poder, o de confianza en mí, nunca he creído, sentido, contemplado la posibilidad de que yo sea algo importante para nadie.  
 
Y entonces la próxima charla se lo dije, a lo que ella me responde: "claro que has cambiado vidas: allí están tus ex-alumnos, que son centenares", y bueno, sí, claro, es cierto, pero no me refería a eso:

A mí me ha pasado --acaso soy demasiado influenciable-- que cuando alguien que me dice: "¿ya viste tal película?" o "¿ya escuchaste este cantante? ¡Es tan lindo!", bueno, un poco me ayuda a preciar más a ese cantante. Por ejemplo, si tú me hablas de Beethoven, y si tú eres una persona es importante para mí, Beethoven será importane para mí. Nunca he logrado entrar en serio en su música. Y sin embargo, gracias a que sé que es uno de tus compositor favorito, lo escucho con mucha más atención. Influyes en mí. cambias (poquito, sí, pero cambias) mi vida.

Pero yo a lo que me refería era a lo siguiente. Hay un poema de Borges brevísimo, que dice:

"Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca
aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach”.

¿Se entiende la idea? Uno quisiera ser, aunque sea por un ratito, aunque sea por tener más sana la autoestima :)) riéndose, ser TODO para alguien... y luego de escribirlo pienso: muchas veces el eje del universo para mí fue fulatina o zutanita, y ni cuenta se dieron. No sé si lo sabes, pero alguna vez o ahorita el eje del universo, para alguien, se encontraba en ti. Y en ese "no sé si lo sabes", ya me aclaré mucho a mí mismo: uno quisiera ser el centro del universo para alguien, y acaso lo es y ni cuenta se da. Es más, acabo de decir que no sé lo que se siente porque nunca lo fui... pero bueno, bien pensado, sí: de Blanquita, en la prepa, pero no vale, porque Blanquita, la ponías semidesnuda, con un taparrabo, y pasaba muy bien por una luchadora de sumo y, como dijo Kipling... 

Iba a hacerte una cita de Kipling, pero la busqué en la red, no la hallé, y entonces mejor hago dos, para agregar algo de conocimiento a la red: algo que no se encontraba en la red antes de que yo lo pusiera: En el libro La marca de la bestia (Valdemar, Madrid, 1993, p. 77) se lee: "el amor no buscado es un obsequio terrible"... en otra parte dice, acerca de lo mismo: ""En un hombre de gran estatura un amor como el suyo habría resultado conmovedor. En un hombre bueno habría sido grandioso... teniendo en cuenta la catadura de este personaje, no pasaba de ser un fastidio"... Vaya, que no basta con que alguien muera de amor por nosotros: tiene que ser, como dijo Borges, Matilde Urbach.

Uno influye en la vida de todos, sí, hasta el que recoge la basura lo hace, y nos habituamos tanto a él, que sólo lo notamos cuando no hace su papel. He cambiado la vida de mucha gente, pero lo que yo me refería es que nunca fui el eje del universo para Matilde Urbach y, bien mirado, no me perdí de nada, o quién sabe: detrás de cada gran hombre hay una gran mujer, pero al revés no sé: no sé si uno fabrica sus Matildes Urbachs, como las mujeres fabrican sus grandes hombres. Tal vez ni siquiera sería interesante saberlo, porque, sinceramente, ahorita, me interesa más saber cómo le voy a hacer para sobrevivir esta quincena :P lengua. Que tengas muy linda tarde:
 
Óscar Pech Lara
 
"In the faces of men and women I see God"
Walt Whitman, from Leaves of Grass

Comentarios