Solomon Linda y su león (Mbube)

Solomon Linda (entiendo que su apellido era Ntsele, pero Linda era el nombre de su clan) nació en una tribu Zulú en Sudáfrica. Tenía aptitudes musicales. Lo mandan a la ciudad a estudiar, y allí tuvo el increíble acierto de crear un estilo mestizo, donde confluía la música de su tribu con la música de occidente. Tuvo un éxito increíble cuando creó Mbube (León),


y a eso se le llamó "Estilo Mbube". Un concepto totalmente diferente, dicen los expertos, porque en vez de usar un cantante, su grupo usaba varios cantantes bajos, introdujo un falsetto en la voz principal, el cual incorporaba una textura vocal femenina. Cosas que ahora son más o menos comunes en la música de Sudáfrica.

La canción fue un éxito y fue, de alguna manea, su maldición. Solomon Ntsele era un luchador social. Hasta donde le fue permitido, sus canciones hablaban en contra del racismo, hablaban de libertad, de igualdad. Sólo los expertos y y los sudafricanos las conocen hoy. Terminó por ser un hombre muy pobre de canciones muy tristes que hablaban de un sueño: la posibilidad de que algún día desapareciera el racismo de sudáfrica. Murio de hambre, pobre, y sin haber visto la obra de Nelson Mandela. Fue hasta 18 años después de muerto que su tumba tubo una lápida.

E 1961 un grupo norteamericano, "The tokens", descubre esta canción, y hace una nueva versión:


El león duerme esta noche, con la que ganaron literalmente millones de dólares, pero igual la canción llegó a ser la canción maldita para ellos. Leía la otra noche una editorial en NPR, donde se decía que por más que se esforzaron, no lograron que el público los separara de El león duerme esta noche. Apuesto lo que quieran a que ninguno de los que están leyendo estas palabras me puede decir otra canción de The tokens. Buscando allí, en NPR, encuentro algunas canciones de ellos, algunas muy pasables, pero eran baladas norteamericanas, muy diferentes. Buenas, sí, pero sin ese ritmo sabroso que tiene la música que viene de la raza negra.

¿Y luego? Allá en Sudáfrica surge un grupo, Lady Blacksmith Mambazo, muchos años después. Ellos eran famosos en su país, lo cual, bien mirado, es una fama muy limitada. Retoman el estilo Mbube, y habrían pasado al olvido si no fuera porque Paul Simon los descubre para su disco Graceland, del que vale la pena hablar en detalle en otra ocasión. Por lo pronto, hacen esta otra versión, que se acerca a la versión original:


¿Fin de la historia? Todavía no. Afortunadamente existe Disney, que supo darme el concepto de los finales felices.

Los descendientes de Solomon Ntsele pelearon por décadas que les pagaran algo de regalías de los millones que generaron The tokens, pero los abogados supieron elaborar toda una maraña legal para no pagar un solo centavo. Entonces el grupo Disney saca el Rey León, y en una partecita de la película Timón y Pumba cantan esa canción, y nada, que una revista creo que muy buena, The Rolling Stones, hace la investigación de dónde venía esa canción, se descubre a Salomon Linda, se le pone una lápida a su tumba, y se reabre el caso de los derechos de autor. Gracias a esta buena revista, y a un cambio de abogados se logra que Disney tenga que pagar millones de dólares, en cómodas mensualidades, bueno, pero finalmente tiene que pagar, a los descendientes de Mr. Linda.

¿Final feliz? Parece que sí. Una moraleja es "ponle copyright internacional a todo lo que produzcas", pero creo que hay una moraleja mejor: Crea, haz lo mejor que puedas, da todo de ti. A la larga todo lo que haces regresa, si no a ti, sí a tus descendientes.

Que tengas un grandioso jueves:
 
Óscar Pech Lara

Debemos hacer algo en esta tierra porque en este planeta nos parieron y hay que arreglar las cosas de los hombres porque no somos ni pájaros ni perros
Pablo Neruda, "No me lo pidan", 1959.

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