La obra de salvación del barrio y el plan de bienestar


De un tiempo a esta parte, en la Iglesia se habla mucho de la obra de salvación en el barrio y en la estaca. Es algo que se le ha dado tanta difusión y se le ha dado tanto énfasis que, me imagino, todos ya lo entendimos y lo memorizamos. Pero por si no, va una vez más, de manera muy resumida: Yo me imagino que muchas veces la Iglesia simplemente no puede avanzar, o no lo hace como debiera, porque el pobre obispo está tan ajetreado con un montón de cosas, que no se da tiempo para atender todos los asuntos que hacen que un barrio funcione a la perfección. Así que esto de la obra de salvación no es, creo, sino ayudarle a hacer lo que Jetro le dijo a Moisés allá por Éxodo 18: si no delegas, vas a morirte y te vas a llevar entre los pies a este pueblo contigo.

Y entonces, si bien antes se hablaba de que la meta de la Iglesia era invitar a todos a venir a Cristo, y que eso se hacía mediante tres objetivos, a saber:

1.  Predicar el evangelio
2.  Redimir a los muertos
3.  Perfeccionar a los santos

Ahora esos tres puntos se volvieron cinco, cada uno con una persona asignada, por lo que en el barrio hay cinco personas muy bien encargadas de verificar que éstos se cumplan. Sí, claro, el responsable es el obispo, pero él delega estas funciones en cinco buenos y eficientes hombres:

1.  Predicar el evangelio —Líder de obra misional
2.  Retención —Uno de los consejeros del obispo
3.  Reactivación —El otro consejero del obispo
4.  Historia familiar y obra del templo —Líder de sumos sacerdotes.
5.  Enseñanza (yo agregaría: “eficaz”) —Pdte. de Escuela dominical.

Ya con eso tenemos un problema, y no chiquito. No sé en todo el mundo, pero al menos en México esto de la enseñanza a nadie le importa. Es rarísimo ver al obispado en sus clases de escuela dominical. La Escuela dominical es algo así como un mal necesario, un tiempo a llenar, y casi siempre se busca un buen maestro para la clase de adultos casados, y los jóvenes que se las arreglen como puedan. Pero bueno, ese obstáculo para que se implemente la obra de salvación en el barrio es otra historia, y acaso deba tratarse en otra ocasión.

Ahora, en buena manera estos cinco puntos van encaminados principalmente, si entiendo bien, a llevar a los miembros al templo. Hay un énfasis muy fuerte en esto de llevar a los miembros al templo. Como dice en Jacob 5:71, se trata de recoger el fruto para el tiempo que pronto llegará.

Por otra parte, hay algo que me preocupa. Es un versículo en el que no dejo de pensar, porque es en buena medida lo que he vivido cada día de mi vida en los últimos tres años y cachito. En la traducción de José Smith de Génesis 14:35 se lee, acerca de los últimos días: “…y los hijos de Dios serán probados como por fuego”.

Es decir, del 2009 para acá, la economía mundial está en un estado que todavía algunos eufemistas llaman “en recesión”. Simplemente, en México, en los ocho meses que lleva este sexenio, el costo de vida se ha elevado en un 27%: todos somos 27% más pobres. Y sí, me imagino que más de un lector estará diciendo ¿Y qué tiene qué ver eso con la obra de salvación del barrio y estaca? No sé: bajo la palabra “Bienestar” en la GEE, se lee: “El proceso y el medio por los cuales se atiende a las necesidades espirituales y temporales de las personas.” Es decir, el bienestar y la salvación de los miembros no sólo atañe al aspecto espiritual, sino igual, tan importante como ello, está el bienestar temporal.

Yo en lo particular creo que hay algo que se está dejando por completo de lado; un personaje que está olvidado por completo. En los cinco puntos de arriba hay un hombre que se volvió invisible: el Pdte de quórum de élderes, que siempre tuvo a su cargo el que se llevara a cabo el plan de bienestar en el barrio.

Sé que muchos me van a ver con malos ojos por esto que estoy diciendo, y van a decir que estoy proponiendo una “teología de la liberación mormona”, pero sinceramente creo no sirve de mucho llevar a los miembros al templo, si dichos hermanos están pasando hambre. Vaya, claro que sirve que reciban su investidura y se sellen, pero con hambre, ese hermano tiene otros intereses, preocupaciones, cargas, que le restan importancia a las ordenanzas del templo y que lo pueden llevar a alejarse de la Iglesia. Sí, lo sé, más de uno me está mirando con malos ojos ahorita y piensa que soy un apóstata, y razona en que la Iglesia tiene una función espiritual, no social. Pero yo afirmo que si la Iglesia es una mera administradora de ordenanzas de salvación, está descuidando el 50% de su función. Y no lo digo yo solo; me apoyo en las palabras del Pdte. Hinckley:

“Un hombre sin trabajo es un caso especial para la iglesia, porque privado de su herencia, su integridad está siendo puesta a prueba como la de Job. Mientras los días se vuelven semanas y meses e incluso años de adversidad, el daño se hace más profundo, y con angustia está tentado de ‘maldecir a Dios y morir’. La continua dependencia económica lo quiebra, lo humilla si es fuerte, lo estropea si es débil. Sensible o encallecido, desanimado o indiferente, rebelde o sumiso —de cualquier modo, tiene la amenaza de ruina espiritual, porque la limosna es un mal y la ociosidad una maldición—. Pronto él se hace semillero del descontento, de pensamientos erróneos, de creencias ajenas. La Iglesia no puede esperar salvar a un hombre el día domingo, si durante la semana es un espectador pasivo de la crucifixión de su alma. (Gordon B. Hinckley, "Helping Others to Help Themselves: The Story of the Mormon Church Welfare Program [Ayudando a otros a ayudarse a sí mismos: La historia del programa de bienestar de la Iglesia]", Historical Department Archives [Archivos del Departamento Histórico], The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints [La Iglesia de Jesucristo de la Santos de los Ultimos Días], 1945, pág. 4).

Además, está dicho por otro presidente de la Iglesia: “Siempre ha sido una enseñanza fundamental para los Santos de los Últimos Días que la religión que no tiene el poder para salvar a las personas temporalmente y hacerlas prósperas y felices en esta vida no pueda salvarlas espiritualmente y exaltarlas en la vida venidera”. (Joseph F. Smith, Our West Magazine [Revista Nuestro oeste], vol. XXIII, septiembre de 1905, pág. 242. Citado en Joseph B. Wirthlin, "El programa inspirado de bienestar de la Iglesia", Liahona, julio de 1999, pág. 89).

Un tercer Presidente de la Iglesia habló de ello: Brigham Young. Él dijo: “Algunos de los líderes en Kirtland, se oponían mucho al Profeta José, se entrometían con los asuntos temporales… En una reunión pública de los santos, dije, ‘Vosotros élderes de Israel… ¿pondrán ustedes una línea de demarcación entre lo espiritual y lo temporal en el reino de Dios, de manera que yo lo pueda entender?’ ninguno de ellos lo pudo hacer. Yo desafío a cualquier hombre sobre la tierra a señalar el camino por el que un profeta de Dios debe caminar, o a señalarle su deber, y qué tan lejos debe ir, al dictar cosas temporales o espirituales”. "Las cosa temporales y espirituales están inseparablemente conectadas y siempre lo estarán.” (Brigham Young, Journal of Discourses [Acta de discursos], 10:363-4.

Cuando Isaías vio cómo se establecía Sión y florecían los lamanitas en los últimos días en este continente lo describió en las siguientes palabras: “Cada cual ayuda a su prójimo y dice a su hermano: ¡Sé fuerte! El artífice anima al orfebre, y el que aplana con martillo dice al que bate en el yunque, acerca de la soldadura: ¡Está bien! Y lo afirma con clavos para que no se mueva.” (Isaías 41:6-7). Es sólo así, ayudándonos, fortaleciéndonos los unos a los otros, como se establecerá Sión en estos días tan complicados económicamente. Y es curioso, pero al buscar ideas en la red, encuentro las siguientes citas, que hablan del quórum de élderes, el plan de bienestar, y la salvación temporal de los miembros de la Iglesia. Pero, al mismo tiempo que las lees, por favor nota de qué año son estas declaraciones:

1.  “El quórum del sacerdocio constituye la clave del éxito de todo el programa de empleos; pero no se trata del quórum teórico, sino del activo grupo de hombres que trabaja en beneficio y apoyo de uno de sus hermanos... El éxito de un programa de empleos está basado en principios eternos que la gente pone en [práctica] para ayudar a quien lo necesite.” (Obispo Presidente H. Burke Peterson, "El sistema de empleos de la Iglesia", Liahona, agosto de 1976, pág. 103)
2.  “Para todos debe ser suficientemente claro el hecho de que cada paso que dé la persona sin empleo fuera del círculo de su quórum, le llevará más lejos de conseguir el trabajo que necesita”. (Vaughn J. Featherstone, "Principios de bienestar", Liahona, febrero de 1977, pág. 65)
3.  “Un quórum y un barrio totalmente unificados en el ayuno, la oración y las obras en beneficio de un individuo sin trabajo, pueden producir milagros... Algunas áreas tienen a su disposición las oficinas de empleos de la Iglesia, pero éstas están organizadas para compensar la falta total de dedicación de los quórumes o los barrios. Esto ocurre en los casos en que el sacerdocio no se adhiere al programa del Señor, ni lo vive, ni trabaja según Su voluntad... [Nosotros] como pueblo... no comprendemos todavía la organización del quórum. Cuando [por fin lo hagamos, se verá por toda la Iglesia] un surgimiento de poder que electrificará el mundo... El bienestar temporal de cada miembro del quórum es también la responsabilidad de los otros integrantes del [mismo].” (Vaughn J. Featherstone, "Principios de bienestar", Liahona, febrero de 1977, pág. 66)

Yo no sé qué efecto causa en ti el leer la segunda de las declaraciones, pero a mí me sabe a una broma demasiado amarga. Claro, hablo de mi experiencia en estos ya más de tres años. Pero creo que uno fácilmente podría morir de hambre si uno acudiera al sacerdocio de Melquisedec y esperara a que éste le resolviera sus problemas, o le ayudara a encontrar empleo.

Nuevamente, me imagino que no faltará quien levante la mano y me diga que cada quién es responsable de su bienestar, que somos nuestros propios agentes, que esa es la manera como crecemos en la vida y que la autosuficiencia es eso: ser autosuficiente, pero creo que esas ideas son una manera moderna de decir, simplemente, como se dijo al principio: “¿Acaso soy yo guarda de mi hermano?” Creo que lo somos, y creo que vale bien la pena cerrar mis palabras con las idea de Neruda, que no es Escritura, pero no dejan de ser ciertas:

NO ME LO PIDAN

Piden algunos que este asunto humano
con nombres, apellidos y lamentos
no lo trate en las hojas de mis libros,
no le dé la escritura de mis versos:
dicen que aquí murió la poesía,
dicen algunos que no debo hacerlo:
la verdad es que siento no agradarles,
los saludo y les saco mi sombrero
y los dejo viajando en el Parnaso
como ratas alegres en el queso.
Yo pertenezco a otra categoría
y sólo un hombre soy de carne y hueso,
por eso si apalean a mi hermano
con lo que tengo a mano lo defiendo
y cada una de mis líneas lleva
un peligro de pólvora o de hierro,
que caerá sobre los inhumanos,
sobre los crueles, sobre los soberbios.
Pero el castigo de mi paz furiosa
no amenaza a los pobres ni a los buenos:
con mi lámpara busco a los que caen,
alivio sus heridas y las cierro:
y éstos son los oficios del poeta
del cantor y del picapedrero:
debemos hacer algo en esta tierra
porque en este planeta nos parieron
y hay que arreglar las cosas de los hombres
porque no somos pájaros ni perros.
Y bien, si cuando canto a todos los que quiero,
o cuando ataco todo lo que odio,
la poesía quiere abandonar
las esperanzas de mi manifiesto
yo sigo con las tablas de mi ley
acumulando estrellas y armamentos
y en el duro deber americano
no me importa una rosa más o menos:
tengo un pacto de amor con la hermosura:
tengo un pacto de sangre con mi pueblo.


Óscar Pech Lara

Debemos hacer algo en esta tierra porque en este planeta nos parieron y hay que arreglar las cosas de los hombres porque no somos ni pájaros ni perros
Pablo Neruda, "No me lo pidan", 1959.

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