Alma y Helamán como escritores del Libro de Mormón

 

Hubo un tiempo en mi vida en que trabajé (voy a darle importancia al asunto) como “intérprete médico”. Llamaba a los pacientes de accidentes de trabajo, les hacía muchísimas preguntas su expediente médico, colgaba, quitaba lo que no le importaba al abogado ni al doctor, lo traducía al inglés, lo enviaba a la clínica. Y ahí aprendí algo muy interesante: ese sistema implicaba que yo era escritor y editor al mismo tiempo. Yo decidía qué se iba a la clínica, y qué no. Y la parte de mí que era el editor, siempre sacrificaba lo mejor de la historia: los sucesos circunstanciales, los sentimientos de las personas involucradas, y algo fundamental: las motivaciones. Esa era la parte mejor, pero a los abogados, la clínica y los doctores solo se interesaban en una cosa: LOS HECHOS.

El escritor decide qué pone y qué no. El editor, qué pule, qué elimina, qué deja. Ahora vamos a lo nuestro: dos escritores nos hablan del Capitán Moroni, y cada uno cuenta su historia de manera muy diferente:

Alma hijo nos cuenta, por ejemplo, de la historia de Zerahemna. Una gran historia. Hay muchas cosas ahí que no sabremos, pero lo esencial ahí está: Alma hijo era un gran historiador, y sabía qué poner y qué no como historiador que era. Pero murió cuando la carrera de Moroni apenas iniciaba.

Y su lugar lo toma su hijo, Helamán, quien no solo estaba en cuanto a su edad mucho más cercano al capitán Moroni, sino que le toca ser protagonista de los hechos. Los sucesos de los 2,000 jóvenes guerreros tienen como protagonista a Helamán. Creo que a todos nos haría muy bien tener presente este hecho: Helamán no es un historiador, es un reportero. No habla del pasado: habla de su presente, en manera epistolar, y por eso nos da muchos, muchos más detalles.

Pero eso es él como escritor. Falta el editor, el “Gate Keeper”, y ese es el profeta Mormón. Yo estoy seguro que ninguno de nosotros es consciente del atentado que sufrió Helamán. No sabemos cómo fue, cómo se salvó, solo sabemos que la primera aparición de Amalickíah fue esa: tratar de matar a Helamán. Y él es quien la cuenta, pero o bien no quiso dar detalles, o bien el editor dijo: “Esta historia es muy buena, pero no hace falta que los lectores sepan más de esto. Y así, solo quien pone mucha atención, sabe de este atentado contra la vida de Helamán y otros líderes de la Iglesia en Alma 46:1,2.

Eso no era tan importante, pero habría sido muy interesante de saber. Veamos: el concepto “policía” nos viene de los griegos. En todas las otras culturas, es el ejército quien se hace cargo de la labor de la policía. El ejército obra hacia el exterior, y hacia el interior de la sociedad. Por lo mismo, el encargado de descubrir, atender, darle seguimiento, solucionar a este atentado era el líder del ejército, es decir, el capitán Moroni.

¿No es una historia muy rica, muy jugosa? Pero sabiamente, Mormón (o el mismo Helamán) decidieron que eso sería un chisme muy rico, pero intrascendente, para nosotros, que nos desviaría de los propósitos del Libro de Mormón, y nos quedamos sin saber nada.

Bueno, cuando yo muera y vaya del otro lado del velo, yo sí pienso buscar a Helamán y quiero pedirle no que me cuente la maravillosa historia de los 2,000 jóvenes guerreros (que también será un placer escuchar), sino pedirle que me cuente de ese atentado político por parte de ese juez menor y líder de la Iglesia (ajá: lo era) y que se llamaba Amalickíah. ¿Verdad que suena interesante esta historia?


Comentarios